Las emociones fuertes pasan factura a los aficionados. Lo confirma un reciente estudio realizado entre los años 2018 y 2020, que analiza los ingresos, unos 2.000, por síndorme coronario agudo o dolor torácico en función del calendario futbolístico del Cádiz CF entre los años 2018 y 2020, de las más de 10.000 personas que acudieron a urgencias por este motivo.
Enrique Puche, investigador principal, apunta que “el corazón se puede poner a una frecuencia muy alta, equiparable a la realización de un deporte de mediana intensidad”.
Por lo que, si el aficionado no observa todos los hábitos recomendados para la prevención de dolencias cardiovasculares, el riesgo de sufrir problemas serios es más elevado.
“No le va a pasar a cualquiera que vaya a la grada”, puntualiza, pero “si fuma, lleva una vida sedentaria o es obeso”, hay más posibilidades, porque “con todo esto se van acumulando papeletas para padecer un infarto o una angina de pecho”.
Pero también vincula los resultados del estudio con el denominado síndrome de tako-tsubo (STK), conocido también como del “corazón roto”, que la literatura médica define como “una miocardiopatía aparentemente efímera que produce un grado variable de disfunción ventricular, predominantemente izquierda y, por definición, reversible”. O sea, “un infarto que no es un infarto, que solo lo parece”, provocado por la frustración, la ira o la hostilidad.
Para hacernos una idea, es exactamente igual a la la sensación que uno padece cuando sufre un disgusto importante. Así que, Puche compara “la derrota de los de Cervera como si te deja la pareja”.
No fue el caso del paciente índice, el que le animó a llevar a cabo la investigación.
“El señor se presentó en urgencias con un fuerte dolor torácico y me explicó que se sintió mal porque el partido estaba de infarto... y efectivamente estaba sufriendo uno”, recuerda.
Puche no es partidario de prohibir el fútbol a quienes cuentan con algún diagnóstico relativo a la salud de su corazón, aunque en algunos hospitales se le niega a los pacientes la posibilidad sintonizar en la televisión la retransmisión deportiva.
Considera preciso controlar en primer lugar todos los factores de riesgo, como la hipertensión, la diabetes o el colesterol y no fumar.
También apunta que hay que tener en cuenta si se ve el encuentro en casa o se acude al estadio, porque “hay un factor campo” que incrementa el riesgo, como si el ambiente de la grada “ejerciera algún plus de estrés”, según los resultados obtenidos en el estudio.
Pero para evitar un disgusto, “basta con cumplir con la medicación prescrita por el médico”, dice y, sobre todo, “tratar de relativizar el día del partido porque, si tu equipo pierde, no pasa nada, ya ganará otro”.
En cualquier caso, concluye, no hay que perder de vista en ningún momento que “la vida vale más que esos noventa minutos”.
