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“Como se reza debajo de un paso, no se reza en ningún sitio”

José María Trujillo, conileño de 21 años, lleva desde niño muy vinculado al mundo de la Semana Santa

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  • José María Trujillo.

Si existe una figura crucial para que un paso pueda salir a la calle, esa es, sin duda, la del cargador. Sin su entrega, dedicación y esfuerzo, las procesiones de Semana Santa no serían lo que son y no tendrían la popularidad que tienen. Ya fuera por horquilleros, por portadores o por costaleros, no es lo mismo ver un paso llevado por hombres que ver un paso tirado por ruedas, y son estos detalles, los que resaltan la grandeza y la idiosincrasia de una fiesta que se relaciona directamente con el propio carácter andaluz en sí.

Muchos de estos cargadores deciden meterse debajo de las trabajaderas por herencia familiar. Ese es el caso de José María Trujillo, un conileño de 21 años de edad que lleva desde niño muy vinculado al mundo de la Semana Santa de la mano de su padre. De hecho, cargó su primer paso en 2014, a la edad de 13 años y en la actualidad lo ha hecho bajo las trabajaderas de varios pasos. “Yo iba con mi padre a los ensayos de la Virgen de los Dolores. Para la Magna Mariana del verano de 2013, un capataz del paso de esa Virgen me preguntó si me quería meter bajo el paso con ellos en el ensayo. Me metí, y al año siguiente, salí el Jueves Santo bajo su palio, siendo ese además el primer paso que cargué por derecho”.

Fiel a su Virgen de los Dolores, reconoce que en un futuro, le gustaría poder llegar a ser capataz de su paso de palio. “Me gustaría ser capataz, por ejemplo, de la Virgen con la que llevo vinculado toda la vida, mi Virgen de los Dolores. Cuando las fuerzas empiecen a fallarme y ya no pueda cargar, quiero seguir dentro de las hermandades colaborando activamente en todo lo que se haga”, afirma. Es tal la relación de José María con las trabajaderas que actualmente ha cargado también el paso de la Virgen del Carmen, el 16 de julio; el de Ntra. Sra. de las Virtudes, el 8 de septiembre, o el de Santa Catalina durante tres años. También cargó la salida extraordinaria del Nazareno en septiembre de 2017 y puso el hombro además en el Via Crucis Magno de Cádiz de 2018.

Este año, cargará dos palios de nuestra Semana Santa, la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores. Además de eso, también espera cargar el paso de la Virgen del Carmen y el de la patrona. Cuenta que “en 2019 fue cuando más pasos cargué”. En este último año se metió también debajo de las trabajaderas del paso de la Borriquita, sacando a la calle tres procesiones en una semana. Además, este joven conileño sigue sus propios rituales antes de sacar una procesión a la calle: lleva siempre un ramo de flores a la Virgen que va a llevar sobre sus hombros y reza un Padre Nuestro.

Y es que, aunque no lo parezca, para José María sí existe diferencia entre un paso de Cristo y un paso de Virgen,  “sobre todo derivada de la música que acompaña a las imágenes: una banda de C.C. y T.T. que acompaña principalmente al paso de Cristo, hace que el mecido se tenga que llevar más despacio y los pasos más alargados, a diferencia de un paso de Virgen”. Por otro lado, otro dato a tener en cuenta es el peso de las propias procesiones. “En Conil, los más pesados son los pasos de palio. El más pesado creo que es el palio de Ntra. Sra. de la Amargura. No obstante, dicen que el paso de la Soledad pesa igual o incluso más, pero eso no lo he podido comprobar por mí mismo”.

Otro factor que se debe tener intacto antes de meterse bajo un paso, es el factor mental, casi tan importante como el factor muscular. A José María las ganas por cargar nunca le faltan pero asegura que desde que empieza la cuaresma y se retoman los ensayos, hay que prepararse bien, tanto a nivel de alimentación como de ejercicio. Pero como él dice, “sarna con gusto no pica”. “Es trabajoso, pero muy reconfortante, y es bonito meterse debajo de un paso y rezarle a tu Virgen. Como se reza debajo de un paso, no se reza en ningún sitio”.

Antes de la pandemia, José María hacía cuatro ensayos con cada una de las cuadrillas en las que iba a participar. Este año, el número de ensayos depende de la Hermandad. Para el paso de la Virgen de la Amargura, van a seguir haciendo cuatro este año. Sin embargo, en el caso del paso de la Virgen de los Dolores, solo van a hacer un ensayo con el palio.

Antes del ensayo, los componentes de las cuadrillas se reúnen y se les hace el tallamiento para calcularles la estatura. Después de eso, se colocan los cargadores desde el más alto al más bajo. Con respecto al hombro con el que se carga, da igual si es el derecho o el izquierdo. “Yo, por ejemplo, cargo con el derecho pero porque con el izquierdo me cuesta más”, señala José María.

Respecto a una hipotética llegada de los costaleros a Conil, reconoce que no le gustaría. “A mí me gusta la forma de andar de Cádiz. El costal no me llama”.

José María también apunta que se ha llegado a emocionar debajo del paso. “Cuando estamos haciendo un encuentro en el que la madre se encuentra con su hijo, es bonito, porque aunque nosotros desde abajo no lo veamos, imaginamos que están los dos pasos frente a frente y lo sentimos de esa manera”. También dice haberse emocionado a la salida, cuando suena el himno, y a la llegada, cuando el cansancio ya empieza a pesar y los asistentes a la procesión empiezan a aplaudirles desde fuera. Un momento muy especial dice vivirlo cada año cuando va bajo el manto de su Virgen de los Dolores de recogida por la Calle Cádiz y se le lanza la petalada desde una de las azoteas.

Otro momento que le pone el vello de punta se produce cuando la Virgen de la Amargura hace su primera levantá en la rampa y todos los cargadores se van metiendo bajo el paso y se van colocando en sus respectivas posiciones. Eso, además de forzoso, es también muy bonito.

Respecto a lo que más le gusta de ser cargador, es muy claro y conciso. “Es estar debajo del paso en sí, es una manera de vivir la Semana Santa que pocos tienen la suerte de hacerlo. Rezarle y pedirle a la Virgen debajo de su manto para que no falte el trabajo pero, sobre todo, que no falte salud, para poder estar al año siguiente otra vez con ella”.

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