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Tapas ?in English?, un libro para anglohablantes con más de mil recetas

Los libros de Simone e Inés Ortega, madre e hija, han enseñado a cocinar a muchas generaciones de españoles y, ahora, sus recetas caseras se reconvierten en tapas en un libro que lleva las claves de estos sabrosos platillos a los anglohablantes: The Book of Tapas (El libro de las tapas).

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Los libros de Simone e Inés Ortega, madre e hija, han enseñado a cocinar a muchas generaciones de españoles y, ahora, sus recetas caseras se reconvierten en tapas en un libro que lleva las claves de estos sabrosos platillos a los anglohablantes: The Book of Tapas (El libro de las tapas).

Editado por Phaidon –y por si los extranjeros lo dudaban– el libro reivindica la españolidad de las tapas ya desde su cubierta, donde los protagonistas son el rojo y gualda de la bandera española, pero sobre todo en su interior, en el que se suceden las fórmulas de platos tan patrios como la tortilla de patata, los champiñones rellenos, las croquetas o las patatas bravas.


Si las de Simone Ortega fueron 1.080 recetas, las que plasma en esta obra su hija Inés también son unas cuantas, ya que, como explica la autora en una entrevista con Efe, se ha ido más allá del concepto de tapas típicas para extenderlo al de “cocina en miniatura”.

El auge que viven los restaurantes de tapas en países de los cinco continentes hace que sea el momento perfecto para este recetario en inglés, aunque no es la primera experiencia de Inés Ortega en este campo, ya que escribió otros dos sobre tapas y sobre sandwiches y canapés que “tuvieron mucho éxito”.

¿Podemos llamar tapa a cualquier tipo de comida siempre y cuando se sirva en un plato pequeño? Esta experta cree que sí, que el concepto de tapa se puede aplicar a “una cocina que se pueda servir en raciones”.

Lo que para Inés Ortega sería inconcebible es el tapeo sin conversación: “Lo genial de comer de tapas es eso, y el vinito o la cerveza que acompañan... Eso es la alegría de la casa y lo importante, reunirse en torno a una mesa y compartir charla”.

Ni siquiera quienes vigilan lo que comen para guardar la línea tienen excusa para no atreverse con alguna de las recetas del libro, pues las tapas van mucho más allá de la fritanga, y es posible en este libro encontrar sabrosos salpicones, ensaladas de bacalao y naranja, pulpo en vinagreta o pinchos como el de atún, tomate y espárragos, que son compatibles con la guerra al michelín.

Aunque sus “imprescindibles” no lo sean tanto, ya que, entre los clásicos que no deben faltar en un tapeo que se precie, cita la tortilla de patata, las bravas, los calamares fritos o los soldaditos de pavía.

Inés Ortega confía en que su obra ayude a los extranjeros a entender el arte de la tapa, igual que el célebre “1080 recetas de cocina” que escribió su madre ayudó –y sigue haciéndolo– a tantas personas a manejarse entre fogones.

Para ello, no ha olvidado que a pesar de la globalización los anglohablantes no tienen por qué saber qué es un txiquito.

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