Encarnación ya puede bajar a su hijo -de 19 años y con un 49%de minusvalía- en su silla de ruedas en ascensor tras 22 días sin luz en las zonas comunes de su bloque de pisos del nº 7 de la calle Nelson Mandela -propiedad de Procasa- por la deuda de la comunidad con Eléctrica de Cádiz.
Los impagos de las cuotas por parte de los vecinos han convertido el elevador en prácticamente un lujo y traen a esta familia por la calle de la amargura. En la tarde ayer, la administración de fincas y un grupo de residentes de este edificio de alquileres sociales de la Empresa Municipal de la Vivienda, alcanzaron un acuerdo para contratar a un abogado y un procurador para controlar la morosidad y evitar que este extremo vuelva repetirse en el futuro.
Ya estuvieron tres meses sin suministro elécrico de febrero a mayo . En otras ocasiones, como iba a ocurrir en esta, la misma Procasa iba a asumir el pago de la deuda, tal y como aseguraron fuentes municipales a VIVA CÁDIZ. Finalmente, parece que no será necesario. Al menos esta vez. El pago de más de 200 euros en recibos atrasados de una inquilina consiguió que los vecinos reunieran los más de 400 euros que tenían en atrasos con la suministradora. También han tenido que asumir el pago del contador que se habían llevado.
Una vez recuperado el suministro eléctrico, en casa de Encarnación ya pueden volver a salir a la calle y dejar de faltar a citas médicas. “Mi hijo no paraba de llorar. Cuando no nos queda más remedio mi madre y yo lo hemos bajado, pero es un sufrimiento, cualquier día nos vamos a caer los tres. Yo voy a de espalda y bajo la escalera con el niño y mi madre va detrás de él. Lo que queremos es que los vecinos se comprometan a pagar y no nos veamos otra vez así”, concluye.