El inmueble mantuvo cortada durante meses la circulación en la avenida Blas Infante ya que presentaba deficiencias en su cara exterior, que obligaron a colocar andamios preventivos tras desprenderse varios trozos.
Tras no sellarse un acuerdo entre los implicados en el proceso constructivo, la empresa Corsán decidió hacerse cargo de los costes de la remodelación y acudir luego a los tribunales para reclamar cantidades proporcionales a los seguros de las otras partes (arquitecto, aparejadores y Somixur). Por su parte, los vecinos no deberán abonar nada en este proceso.
Las obras obligaron a desalojar a los inquilinos y reubicarlos en pisos de alquiler. Unos propietarios que comenzaron el regreso a sus casas semanas atrás, si bien todavía restan por finalizar trabajos de pintura en el interior de algunas viviendas.
Segunda etapa
De esta forma, con la primera etapa ya concluida, el administrador concursal de Somixur informó a los vecinos esta misma semana que la segunda etapa se iniciará en septiembre y que está previsto que se concluya antes de que finalice el presente año.
En este sentido, el ingeniero y el arquitecto responsables de los trabajos emplearon la mañana de ayer en realizar diferentes pruebas en la fachada del edificio para comprobar su estado.
En principio, este segundo ciclo, para el que ya están colocados los andamios, no requerirá el desalojo de los vecinos que viven en esa zona del edificio ya que la estructura exterior no presenta tan mal estado como en la zona de avenida Blas Infante más próxima al cruce con la avenida Capitán Ontañón.
Una vez se finalice la segunda etapa comenzará el estudio de la tercera, que previsiblemente se desarrolle durante el próximo año y que se centrará en la fachada que da exclusivamente a la avenida Capitán Ontañón.
En cualquier caso, los vecinos han vuelto a mostrar su profundo malestar por la situación que viven desde hace más de un año ya que entienden que resta valor a su propiedad.
El último contratiempo que ha generado críticas es el corte de uno de los dos tramos que conectan el portal del edificio con la avenida Blas Infante. Tras desprenderse nuevas losas de la pared de esa zona, el perímetro permanece vallado, provocando nuevos inconvenientes a los propietarios de inmuebles.
Paralelamente, parte de los vecinos asiste con “asombro” al hecho de que los proyectos de reforma de la fachada no incluyan la parte de ésta que da a una plaza interior. Los propietarios ya avanzan que requerirán la reparación al completo de la cara exterior del edificio si, tras realizarse catas prospectivas como en otros lugares, se determina que el estado no es el idóneo.
En cualquier caso, el concejal delegado de Patrimonio, Gabriel Orihuela, remarcó semanas atrás que el inmueble “no tiene problemas de estructuras, ni pilares ni forjados. El problema de los cerramientos es que no se apoyaban lo suficiente sobre los forjados porque se habían quedado cortos”.
Por ello, el edil aclara que, “la fatiga del material provocó la aparición de fisuras. Para solucionarlo se han recrecido los forjados hacia la calle, con lo que no debería haber más problemas”.
