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Escrito en el metro

El científico en el andamio

La ciencia y la política adolecen hoy, en los buenos y nobles casos, de una narrativa, de un relato y sobre todo de una épica

Publicado: 01/03/2024 ·
11:47
· Actualizado: 01/03/2024 · 11:47
  • Laboratorio. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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En la biblioteca del laboratorio coinciden cuatro jóvenes investigadores alrededor de una jarra de café. Debaten con enjundia sobre lo que trabajan, sobre sus hipótesis, la metodología y, en especial, las conclusiones. Entonces Ángel Ruiz, un crack de la Inteligencia artificial aplicada al medio ambiente, lanza esa pregunta final que todo científico se hace ¿y todo lo que hacemos para que sirve? Él mismo se responde, como suele hacerse en el mundo científico, con otra pregunta ¿Cómo le explico yo a mi vecino para que sirve lo que hago? Álvaro Cortés, siempre cercano a una lectura social, intenta esbozar un discurso sobre la importancia social de la aplicación de los avances científicos. Isidro Martín hace extensivo el razonamiento a todo el sector público y no sólo a la investigación, remachando si acaso no hay demasiada burocracia demasiado bien remunerada. Jesús Rosas, con ese aplomo tan boquerón que la mar le ha dado, cuestiona que sería de la sociedad sin todos esos pequeños descubrimientos de la ciencia pura que hoy aprovechan las nuevas tecnologías.

Ángel, aprovechando que pasaba por allí, apela con intensidad a mis canas para conocer mi opinión, y les cuento mi parecer. Hace algún tiempo un experimentado político me enseñó que, cada vez que ejercitara cualquier obligación en el sector de lo público, siempre pensase en el tío del andamio, más ampliamente en toda esa buena gente que, como decía Machado, viven,laboran, pasan y sueñan. Y que de la fuerza de su noble esfuerzo dan parte de su merecido salario para sostener lo público.

Miro a Ángel y le concluyo, que la ciencia y la política adolecen hoy, en los buenos y nobles casos, de una narrativa, de un relato y sobre todo de una épica. La ciudadanía es lo que nos pide, de lo contrario otros se encargarán de construirel discurso negacionista, el de la antivacuna, elterraplanista o incluso que la historia y la ciencia demuestran que no sé que ciudad es la cuna del flamenco, de las mascletás y hasta del baile mahorí. Ahora os corresponde a vosotros, fue mi deseo antes de volver al aula.

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