Leer en primavera

La lectura es un viaje apasionante hacia el centro de uno mismo, un acicate para seguir creciendo como persona y una excusa para llenar la ignorancia que todos y cada uno de nosotros lleva bien adentro, por eso leer es un billete hacia el autoconocimiento, hacia el empoderamiento como criatura social que se interrelaciona con el resto de sus semejantes en un plano de igualdad, respeto e independencia. Leer entronca con la fascinante capacidad del ser humano para crear y escuchar historias inspiradoras, de jugar para aprender y crecer, y tiene demasiado que ver con la supervivencia, algo que nace de la época en que el rumor, el murmullo del otro trasladándonos información podía salvarnos la vida cuando el nomadismo era la forma de subsistir y saber cómo cazar a un animal salvaje podía ser la diferencia entre ver un día más o sucumbir al silencio eterno. Leer nos conecta con nosotros y nos separa, al mismo tiempo, de la manada, haciendo que nuestra mirada sea más auténtica, más disruptiva, la capacidad de reflexionar y analizar sobre aquello que nos rodea, en un mundo violento y pacato, se desarrolla hasta alcanzar su máxima expresión, construimos diques contra la soledad y apostamos por dialogar con las mejores mentes que ha dado nunca la humanidad, para bien y para mal leer significa entre en el territorio de otro espíritu que no es el tuyo propio, se abre en canal para compartir su sapiencia con el ser humano, alumbrando el camino ahora que parece que todos los puentes han quedado pulverizados por la estupidez de nuestra raza, más empeñada más en separar que en unir, en matarse que en buscar un horizonte de paz y armonía con la tierra y entre nosotros, todos hermanos bajo el mismo sol del mediodía, sólo separados por zanjas ideológicas o religiosas. Otra vez nuestra capacidad de crear ficciones que nos salvan la vida, o que nos la quitan. Leer es ponerse frente a un enorme espejo que nos devuelve la imagen de un ciudadano consciente de sus derechos y deberes, capaz de sentir compasión y engendrar esperanza. Tenemos la oportunidad los malagueños de acudir estos días a la Feria del Libro, ubicada en el Paseo del Parque, con decenas de puestos de libreros, editoriales y fundaciones culturales públicas que esperan que algún cazador de libros se acerque, aunque sea tímidamente, y se abra a conocer todo lo que la lectura puede ofrecerle. Málaga de los libros, otra vez, en esta primavera que ya se nos hace mayo.