Si cualquier día del año pasas por Santiago puedes encontrarte a Fernando del Morao cruzando de su casa a la de su tío Moraíto, donde habita Momá Teresa, madre del genial guitarrista jerezano. Fernando es hijo de Rafa y de la Mini, nieto por tanto de Juan Morao y de Teresa Junquera, de unos valores incalculables, y primo de Diego del Morao. Puestos en situación, Fernando ha crecido con una guitarra entre las manos y acompañado de un sonido que lo ha marcado para siempre, como no podía ser de otra manera. Esta saga es mucha tela, es Santiago en seis cuerdas.
Fernando es del año 91 y desde que tenía pocos años quiso ser guitarrista, seguir la estela de su familia y se apuntó a El Carbonero porque aunque el compás lo llevara en la sangre había que pasar por el maestro de calle San Miguel. Ha luchado por hacerse su hueco y ha mostrado siempre una inquietud loable, queriendo aportar y estar en la escena cada fin de semana, en peñas y festivales. Ha formado parte de espectáculos como los de Edu Guerrero, Fernando Jiménez, grabó Pasaje en el Tiempo con sus cantaores de cabecera…
El alto grado de exigencias del siglo que nos toca vivir nos hace estar en continua renovación aunque, en muchas ocasiones, lo clásico es lo moderno, aquello que no pasa de moda. Esa es la clave de su nueva composición, llevada a la pantalla a través del videoclip publicado el viernes 3 de mayo, en el que recorre su propia historia sonora y familiar, y eso es algo que no todo el mundo puede hacer o decir.
El hecho de nacer en una casa como ésta, rebosante de matices emocionales y de una cultura tan rica, no abre ni cierra puertas pero sí marca para siempre los pasos a seguir y eso es un regalo de Dios. Esa ventaja hay que aprovecharla, como así hizo hace dos años su compadre Rafael del Zambo en ese fin de fiesta con sus tíos y su padre Enrique y que tituló La raíz del laurel, convirtiéndose en un éxito de visitas digitales y dejando un testimonio tan valioso como el mayor de los tesoros. Esto es cultura.
Lo que venimos a decir es que Fernando ha acertado de lleno en apostar y defender sus raíces, a pesar de que camine con pausa a lo contemporáneamente flamenco en determinados momentos de estas bulerías llenas de compás. Teresa lo representa todo. En ella y en su mirada se guarda el carácter de los gitanos de este barrio, entre las fatigas y la gracia, protectora de los suyos, firme en la adversidad, cariñosa y noble, acicalada y perfumada, con su pañuelito en el cuello… humilde.
Eso es lo que la gente quiere ver, es lo que necesita conocer para entender la actual realidad del flamenco y por eso Fernando ha dado en el centro de la diana. Cuenta una historia que es envidiada en otros territorios no tan flamencos porque muchos quisieran pertenecer o haberse criado en una casa así. Salen otros actores en un videoclip donde predomina el papel de la mujer, la raza, lo auténtico y la mirada al futuro… Dura cuatro minutos veinte y nos sumerge en el blanco y negro del ayer. ¡Cuánto sabor!
En cuanto a lo musical podemos apreciar tres bloques en uno: el inicio más clásico del toque de su abuelo Juan o tío Manuel, el tramo central algo más fresco, actual y envuelto en el concepto Moraíto/Diego, y el final con Enrique El Zambo enarbolando la fiesta. Fernando muestra grandes dotes técnicas y rítmicas.
En Pa Momá Teresa, así se llama este trabajo, Fernando cuenta con Carlos Merino en la producción, con Ángel Dorao en la mezcla y el mastering, con las palmas de Juan Grande y Juan Diego Valencia, y los jaleos siempre ponderados de Rafael Junquera (su padre), Chicharito y Gregorio Fernández. La grabación es obra de DPPVisual y deseamos que todos la escuchen y vean.