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La Noche de San Juan perjudica seriamente la salud de las playas de Málaga

Diversos colectivos apelan a poner más control en una fiesta que ha derivado en un botellón colectivo sobre la arena

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  • Efectos de la noche de San Juan (archivo). -
  • Obliga a un esfuerzo de recursos humanos y económicos para una limpieza que pagan todos los ciudadanos
  • Se apela a la concienciación y la educación, pero son llamadas que no siempre tienen todo el efecto deseado
  • Dejan claro que no se oponen a las tradiciones que populares, sino a que deriven en efecto negativos sobre un ecosistema tan frágil

Las playas de Málaga viven en la noche de este domingo y lamadurgada este lunes una nueva Noche de San Juan. El ayuntamiento de la capital, sin ir más lejos, anuncia que la Playa de la Misericordia acoge la velada de San Juan donde no faltan fuegos artificiales, música y la quema del ‘júa’, una fiesta que empieza a las 22:00 horas, con baile con orquesta incluido que acaba a las 01.30.

Pero en muchas del resto de las playas de la capital y la provincia, lo que se producirá es la aglomeración de público que se reúne básicamente para beber, muy lejos de las señas de identidad de las hogueras que antaño protagonizaban la tradición.

De hecho, el Ayuntamiento de la capital anuncia a bombo y platillo que la empresa de limpieza Limasam dedicará al dispositivo que trabajará en las playas tras la celebración de la noche de San Juan 227 operarios, de los que 156 lo harán como refuerzo de los 75 destinados habitualmente al mantenimiento del litoral de la ciudad en temporada alta, con la participación de 75 vehículos, 16 de servicio habitual a los que le suman 59 del refuerzo especial de San Juan (tractores, máquinas limpiaplayas, camiones cisterna, baldeadoras y recolectores). Un dispositivo especial que cuesta dinero (“un destrozo para las arcas municipales", según Ecologistas en Acción), y que pagan, como ponen de manifiesto diversos colectivos, todos los ciudadanos, participen o no de la fiesta, que comenzará a partir de las 05:30 horas de la madrugada del domingo 24 de junio con el objetivo es que las playas estén en perfectas condiciones de uso por los bañistas a las 10 de la mañana de ese mismo día.

Se acerca la celebración de Juan y Juana.

Pero, si todo parece idílico sobre el papel, basta leer lo sucedido el pasado año, como recoge la propia web de Limasam, para comprender que algo no funciona: “El operativo especial de limpieza de las playas tras la noche de San Juan (en 2023) recogió más de 34 toneladas de residuos, lo que supone un incremento del 106% respecto al año anterior (2022) que se recogieron 16.850 kilos de residuos”. Un dispositivo que “comenzó a las 06.00 horas de la madrugada del 24 de junio en todas las playas de Málaga capital” y que “contó con el apoyo de Policía Local y Nacional para la retirada de carpas y desalojo de personas, facilitando la entrada de maquinaria y personal de Limasam”.

Además, destacaban que “el aumento de la acumulación de residuos se ha notado en todo el litoral malagueño, con especial incidencia en La Malagueta-Caleta provocando que la limpieza se haya retrasado hasta las 13.00 horas en este tramo. En el resto de playas, las labores de limpieza finalizaron entre las 10.00 y las 11.00 horas de la mañana”.

La opinión de quienes trabajan por el Medio Ambiente

Que cada uno juzgue esos datos y esas circunstancias, pero desde Viva Málaga lo que sí hemos hecho, es consultar a tres voces autorizadas, la de Antonio Rueda, de la  Asociación Buceo Lebeta; Ángeles García, de Andalimpia, y Librada Moreno de Ecologistas en Acción.

García deja claro que debe haber más control, más vigilancia y, llegado el caso, más sanción por arrojar residuos a la arena, porque la concienciación y la educación no parecen estar consiguiendo todo el efecto deseado. García recuerda que “es delito contaminar el medioambiente” y pide contundencia a las autoridades municipales.

También señala que lo que se queda en la arena, es arrastrado por el viento, y acaba contaminando el fondo marino. Algo de lo que sabe mucho Rueda, que reconoce que “siempre se encuentra basura en el fondo, pero cuando se produce esta fiesta, con la gente sin concienciación de recoger basuras, se acumula y,  aunque el ayuntamiento recoja, mucha se queda y el viento lo lleva y se queda en el fondo”, de hecho, notan más cantidad de basura en esa fechas.

Otro problema, que apunta también Moreno, es que la mayoría de los residuos son pllásticos, de las bolsas, de los vasos, platos y cubiertos desechables, y ella no tiene claro que la recogida que hace el ayuntamiento esa noche, “se traslade a un reciclaje apropiado de este material tan contaminante.

Rueda da un dato inquietante: “El 80 por ciento (de los residuos depositados en la arena)  acaba en el mar”. Y es que, asegura que  “el agua entra y el oleaje lo lleva al mar, pese a contratar más operarios, no se puede recoger todo”, una situación agravada porque “además se tiran objetos por diversión al mar, debido a la falta de  educación y conciencia”, en un contexto de consumo de alcohol masivo.

Como anécdota, este experimentado buzo deja dos datos preocupantes: uno, que los dos puntos más negros son los Baños del Carmen y el Peñón del Cuervo, y dos, la cantidad de restos de los globos que se han puesto de moda, que vuelan con alcohol, que acaban mar adentro ensuciando el fondo marino.

Pero, es que no hay que olvidar, como pone de relieve la representante de Ecologistas en Acción que “es una aberración contra un medio muy frágil” que “lo peor, es que se instala como algo normal”, encontrándonos con “gente aparentemente civilizada que esa noche se transforma”.

Moreno defiende las tradiciones y el acervo cultural que tiene detrás la celebración más clásica de la noche de San Juan, más, en una provincia marinera como Málaga, pero considera que lo de ahora es “una quedada para beber alcohol y desmadrarse porque luego vendrá un batallón de operarios  a limpiar esa basura”, pese a que “es lamentable la imagen al levantarse como ha quedado la playa por la noche de San Juan”.

Por eso, la representante de Andalimpia exige “medidas más serías” al Ayuntamiento de la capital, porque, pese a que se ponen más contenedores de lo normas, “lo cierto o son insuficientes”. Y pide vigilancia por quienes tiene autoridad, porque “con cuatro o cinco copas nadie respeta” a las voluntarias y los voluntarios que van intentando poner un poco de conciencia yd e cordura. Como idea, plantea la posibilidad de vigilar con drones desde el aire para castigar la falta de civismo.

 

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Porque buena voluntad no falta, como en el caso de la Asociación de Vecinos de El Palo que lleva días y días dando la matraca con que hay que disfrutar de la fiesta respetando el entrono. Por cierto, el Ayuntamiento asegura que también ha hecho campaña en los medios de comunicación locales, bajo el lema ‘Este año celebra, recoge y respeta’, pero desde luego, en los de este grupo, que son de los que cuentan con más audiencia, no.

En definitiva, quizás la clave está, en lo que señala Rueda: “Deja las cosas como las encontraste”.

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