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El primer informe público sobre el Mosad revela despilfarro de dinero público

El primer informe público en la historia sobre el servicio secreto israelí, el Mosad, revela un constante despilfarro de dinero público.

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El primer informe público en la historia sobre el servicio secreto israelí, el Mosad, revela un constante despilfarro de dinero público y la violación sistemática de normas para un organismo de la administración pública.

Así lo asegura un informe hecho público hoy por el Supervisor del Estado, el juez retirado Mija Lindenstrauss, en el que señala que el Mosad se ha acostumbrado al "despilfarro" y que gasta sin control en todo lo que tiene que ver con el alquiler de instalaciones y la construcción en sus dependencias.

"Hay graves irregularidades en la cultura administrativa, y por tanto un gran temor de que se incurra en la violación de los principios éticos de la administración pública", señala el supervisor.

El informe refleja el desperdicio de miles de horas de trabajo, pago de horas extras innecesarias, ausencia de concursos públicos, proyectos de construcción sin supervisión apropiada, aprobación sobre la marcha de infraestructuras y una serie de irregularidades que han costado al erario público millones de shékels.

Asimismo, habla de alquileres innecesarios de oficinas y viviendas que llevan vacías desde hace años.

El informe, que sólo abarca cuestiones económicas y fue presentado hoy al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es el primero que un supervisor de la administración pública hace al súper secreto Mosad desde su fundación, en 1951.

Hasta ahora, esa agencia de espionaje no rendía cuentas más que a cuatro funcionarios -dos de la Oficina del Primer Ministro y dos del Parlamento- y ni siquiera la exclusiva Comisión de Seguridad del poder legislativo puede investigarlas.

Según Lindenstrauss, que de forma excepcional ha estado facultado para investigar la parte administrativa y organizativa de la institución, la ausencia de control ha alentado la propagación de un serie de prácticas que no son afines con las reglas de un régimen democrático.

El supervisor del Estado no ha podido investigar los presupuestos del Mosad relacionados con sus operaciones de espionaje, ni la jerarquización de la organización, a fin de no desvelar sus secretos más guardados.

El servicio de espionaje depende directamente del primer ministro, y sus presupuestos provienen de una partida oficial y nunca desclasificada de la que recibe el jefe del gobierno.

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