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El secretario general de la OTAN apoya financiar a los rebeldes libios

La Alianza Atlántica, cuyo mandato se limita a garantizar la seguridad de la población civil, volvió a dejar claro que quiere la caída de Gadafi.

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 El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se declaró este miércoles partidario de financiar a los opositores a Muamar el Gadafi y de todo tipo de medidas destinadas a aumentar la "presión" contra el régimen libio.

La Alianza Atlántica, cuyo mandato se limita a garantizar la seguridad de la población civil en Libia, volvió a dejar este miércoles claro que quiere ver la caída de Gadafi.

"Creo que sería protección para los civiles en Libia si Gadafi fuera forzado a dimitir", dijo Rasmussen en una rueda de prensa en la que subrayó que "es difícil imaginar" que la amenaza sobre la población desaparezca mientras el coronel continúe en el poder.

La idea de financiar a los rebeldes, defendida por varios países, será discutida mañana en la tercera reunión del denominado Grupo de Contacto para Libia, según Rasmussen, quien estará presente en Roma para participar en la cita.

El secretario general aliado abogó por acumular "toda la presión internacional" para asegurar que Gadafi deja el poder y permite una transición pacífica a la democracia que responda a las demandas de la población del país.

Mientras, el político danés recordó que la OTAN tiene intención de continuar sus acciones militares hasta que se cumplan los tres "objetivos claros" que se ha fijado: el fin de todos los ataques y amenazas contra civiles, la retirada de todas las fuerzas de combate y el acceso de la población a la ayuda humanitaria.

Rasmussen aseguró que la misión aliada avanza adecuadamente y que no hay ningún sentimiento de fatiga entre los países participantes.

"Cada semana, cada día, logramos nuevos progresos, destruimos objetivos importantes", señaló, al tiempo que subrayó que la capacidad militar de Gadafi es ahora "mucho menor" que hace alrededor de un mes, cuando la OTAN se hizo cargo de la operación internacional.

Según Rasmussen, los ataques aliados han forzado a Trípoli a modificar su estrategia y han hecho que "la naturaleza del conflicto haya cambiado significativamente", añadiendo dificultades a los bombardeos internacionales.

En cualquier caso, insistió una vez más en que no habrá una solución puramente militar al conflicto libio, por lo que abogó por seguir trabajando en las vías política y diplomática.

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