La familia del soldado Carlos León Rico, de El Viso del Alcor (Sevilla), fallecido el día 21 de diciembre de 2023 junto al cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, natural de Adamuz (Córdoba), en unos ejercicios en la base de la Brigada Guzmán El Bueno X de Cerro Muriano, en Córdoba, ha criticado este jueves que los presuntos culpables de los hechos sigan realizando labores con "permiso de Defensa y sus jefes", al tiempo que ha reprochado "la mala praxis" el día de autos.
En una rueda de prensa en Sevilla, junto al abogado que defiende a la familia, Luis Romero, y un suboficial del Ejército de Tierra en la reserva, instructor de natación y solvencia acuática en la Brigada X de Cerro Muriano, el portavoz de la familia Sergio Pérez ha expresado "el dolor y la incomprensión por cómo pudieron suceder dos muertes que se podían haber evitado", cuando se cumple un año de los hechos.
En este sentido, ha advertido de que "los máximos culpables de haber ordenado nadar en aquellas condiciones a los militares en el lago artificial de Cerro Muriano son el teniente Jaime Tato y el capitán Zúñiga, pero igualmente todos los militares procesados: el sargento Castroviejo, el comandante Velasco, el teniente coronel Zanfaño y el coronel Navarro". En opinión de la familia, "todos ellos son responsables de la negligencia y grave imprudencia que provocaron sus muertes".
Además, han subrayado que dado que no pueden recuperar a Carlos León y "tenerlo entre nosotros, al menos queremos evitar que se produzcan más hechos como éste y que el Ministerio de Defensa cumpla con su obligación de dotar de los presupuestos necesarios para cumplir con las medidas de seguridad a todos los cuarteles y no reducir dichos presupuestos, como así ha ocurrido en los últimos años".
Por ese motivo, han manifestado que "no hay ambulancias, médicos, zodiac, personal de rescate cualificado, helicópteros de evacuación, etc". Al respecto, han defendido que "las vidas de Carlos León y de su compañero se podían haber salvado si se hubiese actuado diligentemente".
Asimismo, han reprochado que "se haya permitido por Defensa y sus jefes que el teniente Tato y el capitán Zúñiga siguieran muchos meses destinados en Cerro Muriano dando órdenes a los soldados que son testigos de la tragedia, y que ahora siga en otro puesto el teniente en Cerro Muriano, y el capitán en Madrid en los servicios centrales".
Entretanto, desde la familia han reclamado que "lo ocurrido el día 21 de diciembre de 2023 no vuelva a ocurrir nunca más y que se haga justicia en el juicio que se celebrará en el Tribunal Militar Central", donde en estos momentos sigue la instrucción.
LA MANIOBRA ERA "UNA LOCURA"
Mientras, la viuda del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar ha revelado hace unos meses que su marido le transmitió días antes de los hechos que la maniobra de cruzar el lago, donde murieron, era "una locura".
Así lo expone la mujer en una carta enviada a los medios, en la que ha asegurado que junto a los seis mandos investigados "deberían estar desde el general de Brigada hasta la ministra de Defensa, ya que eran los máximos responsables de la base de Cerro Muriano y del Ejército". "Eran los responsables de poner todos los medios necesarios para que la tropa hiciera su trabajo con normalidad, dignidad y bienestar, para que, tras su encomienda, todos pudieran volver a casa a abrazar a sus mujeres y maridos, a sus hijos", ha transmitido.
Al respecto, se muestra "convencida" de que la muerte de su marido y de su compañero "se podían haber evitado", de manera que "se debería haber paralizado el ejercicio si no contaban con los medios necesarios para que no ocurriera ninguna desgracia", tras tener que cruzar el lago con "mochilas de combate, fusil de asalto, uniforme de camuflaje y casco", de ahí que haya pedido que "todo el peso de la ley caiga sobre los responsables de su muerte".
Además, ha advertido de que "podrían haber fallecido más compañeros ese día, tal y como se desarrolló el ejercicio", al tiempo que ha confesado que "estaban muy agobiados, porque semanas antes habían estado de maniobras en Zaragoza y no tenían mucho tiempo para tanto que se les exigía antes de las vacaciones de Navidad".
Según ha relatado la viuda del cabo, "mi marido se quejaba de que no daba tiempo a tanto como tenían planeado hacer", a la vez que "sobre las maniobras comentó que era una locura llevar a cabo ese plan en esas circunstancias". "Aunque siempre decía con resignación que las órdenes había que cumplirlas", ha indicado.
Asimismo, la mujer ha declarado que "la peor noticia" de su vida la conoció "por la radio". "Estaba trabajando y, al escucharla, me quedé paralizada", ha asegurado, para agregar que nunca imaginó que se tratara de su marido, de modo que empezó a "buscar información, llamando a amigos y compañeros, hasta que a los pocos minutos me llamaron de la base de Cerro Muriano para decirme que lo estaban buscando por el campo de maniobras", pero "en ningún momento me dijeron que había sido en el lago".
"CAMBIAR EL SISTEMA"
Mientras, la esposa de Miguel Ángel, quien ha agradecido el apoyo recibido desde los hechos, considera "inimaginable" que su marido "se fuera a hacer su trabajo y no volviera por haber muerto en esas circunstancias", de ahí que defienda "cambiar el sistema" para evitar un suceso similar.
"Lo único que me consuela es pensar que la muerte de mi marido no haya sido en vano y que, a partir de ahora, se hagan controles de acceso al Ejército más restrictivos, se inspeccionen las bases y las condiciones de trabajo y, sobre todo, se controlen los puestos de libre designación", ha manifestado.
Entretanto, ha dicho que "Miguel eran un apasionado de su profesión, tanto la quería que dio su vida por ella en el cumplimiento de su deber", al tiempo que ha expresado que los militares no son "suficientemente reconocidos por su labor, tienen sueldos míseros, unas condiciones que rozan la mendicidad y, sobre todo, condiciones laborales que están a mucha distancia del resto de profesiones".