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España

El día más feliz para la duquesa de Alba

La pareja se dio el ?sí quiero? en la capilla del Palacio de Dueñas después de tres años de noviazgo

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Exultantes, felices, con una sonrisa nerviosa y hasta picaruela. Así aparecieron la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, y su ya esposo y duque consorte, Alfonso Díez, en la puertas del Palacio de Dueñas poco después de darse el ‘sí quiero’ para saludar a las casi seiscientas personas allí congregadas desde primeras horas de la mañana.

Apenas diez minutos después de las dos de la tarde la pareja del momento cruzó las rejas del palacio y se dirigió al público entre vítores y aplausos y ante el nerviosismo de la prensa que apuraba sus grabadoras, cámaras y flaxes para captar las mejores instantáneas y cualquier gesto de amor entre los recientes contrayentes. Pero la duquesa, que siempre ha dado grandes titulares a la prensa, hizo mucho más que mostrar su complicidad con su estrenado marido y, para sorpresa de todos, se arrancó por bulerías con la música de Siempre Así, para después lanzar el ramo -con ciertas dificultades- a una joven de la primera fila del público.

Largas horas de espera

Pero antes de la esperada salida de la pareja al exterior del palacio se sucedieron varias horas de espera bajo un sol de justicia y una temperatura primaveral.Los más madrugadores fueron los medios de comunicación, de los que predominaron los nacionales y excasa presencia de la prensa extranjera a diferencia de lo que se había dicho los días previos.

Un grupo de música llegado de Alcira (Alicante) se encargó de amenizar a los presentes con el pasodoble No se puede vivir sin España, que tocaron en honor a la duquesa. A ellos, se les unieron más tarde varios espontáneos cantando y tocando las palmas por sevillanas.No faltaron tampoco la notas de humor. Una pareja disfrazada de Cayetana de Alba y Alfonso Díez, un hombre con una hucha pidiendo “una aportación para la casa de Alba”, pancartas donde se podía leer “Mamá estoy comiendo bien”, o incluso un falso don Juan Carlos de Borbón llenaron los minutos previos de las televisiones allí presentes antes de que aperecieran los primeros invitados.El primero en llegar fue el cura que ofició la misa en la capilla del interior del palacio, Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp. Tras él, el goteo de coches que se acercaron a la entrada de Dueñas fue intermitente.

Pero la llegada que más alboroto causó fue la del novio, que después de salir del hotel EME y de ir a buscar a la madrina, Carmen Tello -también vestida como la duquesa por Victorio y Lucchino- puso pies en polvorosa un cuarto de hora antes de la una de la tarde.Veinte minutos después comenzó en el interior la ceremonia. La capilla, adornada por con flores blancas y rosas de la firma Búcaro, y presidida por la Virgen de Neri di Bici, acogió un acto íntimo y sus paredes sirvieron de silenciosos testigos del sí quiero que la pareja se dio después de tres años de noviazgo.

El secreto mejor guardado: el vestido de la novia

Poco después de las dos de la tarde, cuando el matrimonio hizo acto de presencia ante los medios, se desveló uno de los secretos mejores guardados del enlace: el vestido elegido para la ocasión por la duquesa. Cayetana lució un modelo en color rosa palo hasta la rodilla, con flores bordadas y calados y detalles -como el lazo de la cintura- en verde oliva.

La Virgen de Neri di Bici presidió la capilla del enlace

La obra de arte de la Virgen de Neri di Bici, que forma parte del patrimonio de los Alba, presidió el interior de la capilla donde la duquesa y Alfonso Díez se dieron el sí quiero. La pequeña iglesia estaba también adornada, bajo la supervisión de los diseñadores Victorio y Lucchino, con flores rosas y blancas, de la popular floristería hispalense Búcaro.

Cayetana se ‘desmelena’ y se arranca por bulerías ante su público

Cayetana de Alba regaló a ‘su’ público uno de los momentos más emotivos del día. Tras varias horas de espera, entre las que se produjo más de un desmayo por el calor, la duquesa y su marido salieron a saludar al respetable y a los periodistas. Poco antes, ya lo anunció Lola, la secretaria de Cayetana de Alba: “La duquesa está muy agradecida a la gente y a los periodistas y siente mucho las horas de espera. Después os sacaremos algo para beber”, señaló.

Dicho y hecho. Poco después aparecía el matrimonio junto con el grupo Siempre Así que con su cante arrancó a la duquesa a bailar por bulerías para asombro de los presentes. Cayetana, que ya había bailado en el interior del palacio para sus invitados, no dudó en mostrar su alegría sacando a bailar a su marido, Alfonsó al que le costó algo más dar los primeros pasitos.La ‘arrancá’ de la duquesa duró cinco minutos. Se levantó su falda meneando los volantes que remataban su vestido e incluso se descalzó. Después llegó el momento de entregar el ramo, que Viva Sevilla tuvo en su poder en los primeros instantes, para depués caer en manos de una joven.

Una ceremonia íntima y familiar

El bullicio exterior de la calle contrastó con la ceremonia íntima y familiar que se celebró en la capilla del interior del Palacio de Dueñas, cuyos muros fueron testigos del enlace entre Cayetana de Alba y Alfonso Díez, y en la que estuvieron presentes algo menos de cuarenta invitados. Carmen Tello -de rojo, con mantilla y guantes blancos-, esposa del extorero Curro Romero, y el hijo mayor de Cayetana, el duque de Huéscar, fueron los padrinos.

Al enlace, además de los familiares más cercanos -excepto Eugenia Martínez de Irujo, con varicela, y su hermano Jacobo Martínez, que fueron las ausencias más destacadas-, acudieron varias de las exparejas de los hijos de la duquesa como María de Hohenhole, Genoveva Casanova y María Eugenia Fernández de Castro.Además de los hermanos del novio, de varios representantes de la Hermandad del Cristo de los Gitanos y de los diseñadores Victorio y Lucchino, entre otros, no quisieron perderse el enlace los toreros y hermanos Cayetano -con su novia Eva González- y Francisco Rivera -éste acudió sólo-, que no dudaron en saludar al público a su llegada.

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