Esta intervención ha sido posible gracias a la firma de un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y la Diputación de Sevilla para la celebración a partir de 2011 del Festival Internacional de Danza de Itálica en el Teatro Romano y la ejecución en este espacio de las obras necesarias para su adecuación escénica. La Consejería de Cultura ha sufragado así 1.255.172 euros del coste del proyecto, mientras que la Diputación ha aportado 529.796 euros.
En declaraciones a los medios, Plata ha señalado que esta intervención --que se suma a las realizadas en 1979 y 1980 y que se cerraron en 1995-- "ha tenido como objetivo fundamental consolidar parte del Teatro y acondicionar su uso escénico para que no sea necesario hacer intervenciones todos los años", de modo que "puedan aprovecharse mejor los recursos". Además, añade, "tiene un enorme atractivo para hacer una programación en verano, producciones que puedan itinerar en el futuro a los otros tres teatros romanos que existen en la comunidad andaluza: el de Málaga, y los de Cádiz y Baelo Claudia".
Las obras, que se interrumpieron temporalmente para la celebración en el mes de julio del citado festival, se reanudaron en agosto y se centran actualmente en la excavación y consolidación del sector de la calle San Antonio y en la realización de la tarima de escena. Asimismo, el consejero ha informado de que en el Muro de San Antonio, además de recuperarse la entrada original del teatro ampliado, se ha descubierto el trazado de dos posibles calles romanas, ya que aún se está investigando este reciente hallazgo, puesto que "otro de los grandes componentes de esta intervención es continuar los trabajos arqueológicos", destaca el consejero.
La construcción inicial del Teatro de Itálica puede situarse en torno al cambio de era en época augusta, aunque en el primer tercio del siglo I d.C. se produjo una importante ampliación de su graderío. El edifico se ubicó a las afueras de la ciudad, parcialmente apoyado sobre la ladera oriental del Cerro de San Antonio, desde donde se descendía a través de una escalera monumental que ponía en comunicación el teatro con la ciudad. En época de Adriano (117 a 138 d.C.), se instaló un gran complejo edilicio sobre el cerro, que transformó profundamente las relaciones del teatro con esta zona.
Al respecto, el arqueólogo Álvaro Jiménez Sancho, responsable de las excavaciones, ha relatado que cuando comenzó a gestarse este proyecto en 2009 "se encontraron muchas novedades que dieron la vuelta a lo que se pensaba del Teatro", puesto que "se creía que era de un perímetro y se redujo, y luego hemos descubierto que es lo contrario, que era más pequeño en época de Augusto, y poco años después se amplía con su hijo Tiberio". Dicha ampliación implica un cambio en los accesos y un aumento del aforo, pero "lo más importante --resalta este arqueólogo-- es que la ampliación busca conectar el Teatro con la ciudad".
Se tiene constancia de su uso durante el siglo III y su estructura era visitable a mediados del siglo IV, hasta que se abandona. Se inició entonces un largo periodo de olvido, sufriendo continuos expolios y sedimentaciones, hasta ser cubierto por la actual Santiponce en 1603.
PRIMERAS EXCAVACIONES EN 1937
Las primeras excavaciones en la zona se iniciaron en 1937 por Francisco Collantes de Terán. Al final de los años sesenta del pasado siglo XX se dan las condiciones jurídicas y técnicas necesarias para poder actuar sobre el Teatro de Itálica. Entre 1971 y 1973 se ejecutaron varias campañas de excavaciones, primero bajo la dirección de Diego Ruiz Mata y, unos meses más tarde, de José Mª Luzón Nogué. Se reanudaron las obras en 1975, dirigidas por el mismo Luzón y por Ramón Corzo, que dejaron al descubierto los restos del edificio escénico.
Entre 1979 y 1980 se lleva a cabo el inicio de la recuperación del teatro como edificio monumental, bajo la dirección de los arquitectos Alfonso Jiménez y Pedro Rodríguez, a quienes se incorporó posteriormente Francisco Montero. Estas intervenciones, en sucesivas campañas, se cerraron en 1995.