El catedrático de Música por la Universidad de Jaén, Pedro Jiménez Cavallé, recibió el pasado viernes un homenaje por parte del Orfeón Santo Reino CajaSur, del que ha sido su director hasta estos últimos días, cuando se ha jubilado del cargo.
El acto se celebró en el Antiguo Hospital de San Juan de Dios, sede del Instituto de Estudios Jienenses. Acompañado por el director de éste, Pedro Galera, hasta la entrada al salón de actos, el homenajeado cayó en la agradable situación de ser sorprendido con fuertes y cariñosos aplausos por los componentes de su orfeón y por los asistentes.
“Fue un homenaje muy bonito e íntimo, que no me esperaba porque lo tenían todo muy bien organizado”, ha valorado a VIVA JAÉN el homenajeado, que tomó la dirección coral en el año 1989.
Reunidos con las personas con las que tantos años ha estado luchando por la música polifónica, su hija Inmaculada, actual directora del Orfeón, le instó a comunicar algunos de sus arreglos de obras como el Himno a Nuestro Padre Jesús (de Emilio Cebrián), Las morillas de Jaén, Por una cabeza (de Carlos Gardel) y la Cantiga de la Chincoya (de Alfonso X el Sabio), así como de la reciente composición 'Capilla, Tú'.
“Esto nos ha valido para expresar nuestro agradecimiento, por la intensa labor realizada, al insigne trabajador de la música que es don Pedro, y que gracias a él se han recopilado obras que estaban bien guardadas en los archivos de la Catedral y que, con empeño y maestría, ha sabido desempolvar, arreglar y trasladar a nuestras manos y a nuestros oídos”, ha valorado en un comunicado remitido a esta redacción Cristóbal Encinas, miembro de la Asociación Coral.
Entre otras, se refirió a las diez sinfonías de Ramón Garay, el que fuera otro de los importantes maestros de capilla de la Catedral de la ciudad.
Aunque jubilado, el maestro Pedro Jiménez Cavallé seguirá trabajando y dirigirá sus obras en el Orfeón, “sin ningún compromiso, cuando a él le apetezca” y sus miembros se lo pidan “porque forma parte de esta asociación coral, a la que está unido por indeleble lazo”, terminaba Cristóbal Encinas.