El entrenador del Real Madrid, José Mourinho, ha asegurado que no se considera "nada en la historia del Madrid", pero que siente tan "profundamente" la esencia del club blanco como para decir que "algunas personas han vendido un concepto de señorío equivocado", y ha explicado que se siente "querido" por la afición madridista, en la que dice encontrar muchos "madridistas disfrazados".
"Yo en la historia del Madrid soy nada o muy poquito, solo el entrenador que ha ganado la Liga número 32 y una Copa del Rey que no se ganaba desde hace mucho tiempo, pero lo siento tan profundamente que me arriesgué a decir que, por culpa de algunas personas, muchas que ya no están en el Real Madrid, se ha vendido un concepto de señorío equivocado. Para mí una de las cosas que significa es que en el campo un jugador tiene que morir, entre comillas", señaló Mourinho, en referencia a sus palabras tras la remontada europea frente al Manchester City.
En una extensa entrevista concedida a la televisión del club, el luso aseguró que el equipo remontó aquel partido "más especial que importante" porque "el Bernabéu fue simpático con el equipo, manteniendo la tranquilidad". "Cuando llega la tranquilidad de fuera y se junta con la ambición pueden pasar cosas así", recordó.
En aquel partido, el portugués celebró efusivamente el tercer tanto que confirmaba la remontada, lo que le valió unas críticas que no tuvo en cuenta. "Ni cuando empecé me preocupé por lo que pensaban los demás, ahora que tengo 50 años y llevo 12 entrando, no me voy a preocupar de lo que los otros dicen de mi trabajo, me salió del corazón y punto", reivindicó.
Mourinho considera que su forma de ser conecta "de un modo general" con la afición del Real Madrid. "Pienso que sí me quieren, seguramente algunas personas no, pero me parece normal. Cuanto más conozco al Madrid me parece que hay más madridistas disfrazados, hay gente sin título de madridista y que de madridista tiene poco. Pero con el madridista de calle sí siento mucha confianza en mí. También en los momentos complicados de perder partidos", subrayó.
REIVINDICA SU DERECHO A DEFENDERSE EN LOS TRIBUNALES.
En cuanto a su capacidad para encajar las críticas, explicó que le dan "absolutamente igual" todo los "los comentarios poco respetuosos a nivel profesional". Si percibe que una crítica es constructiva a nivel deportiva, se la toma "como algo absolutamente normal y aceptable", pero no ocurre así "en el terreno de lo personal", como ha sucedido recientemente al demandar a un periodista.
"He decidido, y lo he decidido en familia, que basta. O como mínimo, nos encontramos en los tribunales. Y he ido en esta dirección. Cuando se entra en el terreno de lo personal no soy un niño, tengo hijos que no son niños, tengo una mujer que sufre con cosas que no tienen razón de ser, y como no quiero estar expuesto en la plaza pública, peleando entre comillas en ese tipo de situaciones, y entrando en la misma dirección de ofender también a la gente que lo hace (...) espero por la justicia de los tribunales. Y aunque no me gusta, tengo que ir en esa dirección", lamentó.
En este sentido, recordó que "el remedio" no depende de él, sino de
"la conciencia de la gente y del respeto que deben o no tener por un ciudadano que no ha entrado asaltando en el país, sino que ha sido invitado para trabajar aquí y lo hace con el máximo de dignidad y de profesionalidad".
"Si la gente quiere parar, yo encantado de que la gente pare. Si la gente quiere continuar, pues no me gusta, pero tengo que ir en esta dirección. Cansarme no me cansa, me disgusta más que cansarme. Mientras mi familia esté bien y a mí me guste estar en el Real Madrid, ningún problema", detalló.
Por último, el técnico se reconoció como "un privilegiado" por su papel en la sociedad, pero aseguró que no vive solo en el "micromundo del fútbol" y que sus preocupaciones se centran en "las dificultades que tiene la gente" dentro de "un mundo global".
"El paro, problemas sociales, problemas económicos increíbles, gente que ha trabajado una vida para tener tranquilidad y estabilidad y ahora llega un momento en que parece que todo lo que han hecho no ha servido para absolutamente nada. Niños que en mi generación salíamos de la universidad con una ilusión tremenda, con puertas abiertas y con toda la fuerza para comernos el mundo profesional que teníamos por delante... Ahora los niños salen de la universidad y se van al paro. Esto sí me preocupa", zanjó.