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Campo de Gibraltar

Gibraltar colabora en la investigación sobre los primeros humanos de Doñana

Los restos de una niña de ocho años permiten descubrir que en el parque nacional hubo humanos hace 5.500 años

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Los científicos han constatado que Doñana fue un espacio habitado mucho antes de lo que se pensaba, hace unos 5.500 años, gracias al descubrimiento de una pieza de sílex que encontró por causalidad una niña de 8 años y al que se han sumado ya una veintena de restos del Neolítico.

El hallazgo ocurrió hace unos cuatro años, cuando Alejandra Ibáñez, la hija de uno de los guardas que viven en la Reserva Biológica de Doñana, encontró mientras daba un paseo una pieza de sílex tallada junto a un alcornoque y mostró el hallazgo a su padre.

Ese casual y "feliz hallazgo", como lo ha descrito hoy Juan José Negro, director de la Estación Biológica de Doñana, ha dado pie a una de las revelaciones históricas más importantes sobre este espacio, Reserva de la Biosfera de la Unesco, en el que las investigaciones arqueológicas realizadas hasta este momento habían hablado de presencia humana en la época romana, sobre todo en la localidad de Cerro del Trigo.

Al hallazgo de la niña se han sumado otra veintena de piezas como un hacha pulimentada en buen estado de conservación, restos de cerámica con elementos decorativos, cantos rodados de sílex que eran utilizados para obtener cuchillas o construir sierras, y otras herramientas, como un mortero para la molienda de grano, que hoy han sido presentadas en sociedad.

Estas piezas no son sino "la punta del iceberg de lo que debe haber bajo tierra", ha explicado a EFE el paleontólogo Francisco Giles, que, junto con el arqueólogo Santiago Valiente, ha analizado los restos halladas en plena superficie y que, como por ejemplo el hacha, no han sido apenas deterioradas a pesar de haber estado miles de años expuestas a los vientos arenosos de Doñana.

Juan José Negro ha explicado que ahora se iniciarán los trámites para pedir las autorizaciones para emprender un estudio geoarqueológico que incluya prospecciones en estos terrenos, ubicados en las cercanías del Palacio de Doñana, para continuar las investigaciones sobre la presencia humana neolítica.

José Fiscal, delegado de la Junta de Andalucía en Huelva, ha mostrado hoy, en la presentación de las piezas, "la entera disposición" del Gobierno andaluz para apoyar estas investigaciones en un espacio que, según ha dicho, tiene "todos los méritos" para sumar a sus numerosas designaciones, la última de ella la de ser el único centro de excelencia Severo Ochoa de investigación, el de pertenecer al catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz.

Los hallazgos son, en palabras de Francisco Siles, "un hito más dentro de la prehistoria de Andalucía" y muestran que los habitantes del Neolítico ya aprovecharon este privilegiado espacio, "que estaba prácticamente como ahora", para cazar, pescar y mariscar.

Las investigaciones sobre las piezas halladas hasta ahora han sido realizadas por un equipo multidisciplinar de investigación compuesto por la Estación Biológica de Doñana, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y por el Museo de Gibraltar, dos entidades que han reforzado este año la colaboración que mantienen desde 1993.

Ambos espacios, separados por unos cien kilómetros, aprenden uno del otro porque Gibraltar, que fue refugio de los últimos neanderthales del planeta y ha encontrado restos de éstos en nueve de las doscientas cuevas que desde hace veinte años investiga, cree que, en aquella etapa, su zona debió ser una "mini-Doñana" que el mar se ha tragado, según ha contado hoy el director del Museo de Gibraltar, Clive Finlayson.

Por eso Doñana y Gibraltar continuarán estrechando sus relaciones porque ambos comparten "un patrimonio único y común" que quieren seguir investigando, según ha explicado el ministro de Medio Ambiente del Gobierno de Gibraltar, John Cortés, que ha participado en la presentación de estos restos neolíticos.

El destino de estas piezas aún está por decidir. El director de la Estación Biológica de Doñana asegura que en este espacio pueden "custodiarlas", aunque la última palabra la tendrán las autoridades competentes en materia de conservación del patrimonio.

Y mientras, Alejandra Ibáñez, que ahora tiene 12 años, mira con sorpresa el revuelo que se ha montado por aquella piedra que un día cogió cuando se bajaba de un alcornoque caído al que se había subido con sus hermanas. "Sólo la cogí porque tenía un color especial", ha comentado a EFE.

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