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Miércoles 26/06/2024  

El Puerto

Los goles y el fútbol, vuelven al Cuvillo

Nada como una victoria para alejar las críticas. Ésta llegó cuando más falta hacía. Rafi Cruz, que provocó un penalti y marcó un gol, hombre del partido.

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  • Rafi Cruz, clave en el triunfo. -

Y llegó. El partido con el que se había estado esperando tantas y tantas jornadas, al fin, apareció y las teorías encontraron la respuesta sobre el terreno de juego. Victoria contundente ante un Pozoblanco que se vio superado por un Racing Portuense motivadísimo y enchufado desde los primeros minutos de juego.

Ni la enésima probatura resulto ser un problema, más bien toda una solución ante las determinantes bajas con las que viene arrastrando al equipo portuense semana tras semana. Dos variaciones respecto al partido ante el Antoniano, sirvieron para dar otro aire y otro resultado bien distinto.

Cuando las críticas arreciaban de una y otra parte, hubo que esperar el undécimo partido como local, para encontrar el mejor de ellos. Tiempo ha costado y enero, en cuantos a encuentros disputados en Valdelagrana se refiere, se despide por todo lo alto. Tres goles, que sirven para certificar la victoria más amplia de los portuenses esta temporada.

Desde el 12 de febrero de 2012, jornada 25 de la temporada anterior, el Racing no marcaba tres goles en un mismo partido en el José del Cuvillo. En aquella ocasión el rival fue el Ayamonte y de igual manera, el marcador acabó 3-1.

Si hubiese que señalar al mejor del choque y reducirlo a un jugador específico, éste es Rafi Cruz, que tomaba el ‘9’, y resultó ser el hombre del partido. Acabó extenuado ante el recital de esfuerzo, sacrificio y pundonor que le puso, a pesar de no ser su posición natural.

El canterano provocó el penalti y marcó el segundo, a base de casta y de fe. Toda una apuesta que dio la razón en la confianza y la mejor respuesta ofrecida. Se retiró, merecidamente, ovacionado por el respetable. Todo ello sin contar el lanzamiento que escupió la base izquierda del póster, en la mejor ocasión de la primera mitad.

Mejorar lo dispuesto anteriores jornadas no era complicado. El nivel estaba bajo y el sufrimiento de pasadas semanas, no se halló por suerte.

El nivel era exiguo. Las tres jornadas sin vencer y la pésima imagen dada, hizo revertir y encontrar el mejor momento para disfrutar de los mejores minutos en Valdelagrana, y aplacar las críticas al juego y a los resultados cosechados. No hubo run run ni encontrará posiblemente, ahora, razones para dudar de onces ni de jugadores. En fútbol, tan injusto y tan desmemoriado, encuentra en los resultados los mejores apaga fuegos ideales.

Con ideas, con toques y muchas triangulaciones, los racinguistas derrocharon unas ganas, que sirvieron para encontrar al Racing más rebelde.

La única ocasión a destacar de los visitante la certificó Santacruz, que hizo trabajar a Ismael, que tuvo que emplearse a fondo, en un lanzamiento que se colaba por la escuadra.

Tras el descanso, la maquinaria racinguista funcionó a las mil maravillas. La referencia ofensiva del mencionado Rafi Cruz, bastó para desquiciar a la zaga cordobesa.

Suya fue la jugada que marcó el encuentro. El portuense provocó el penalti, muy discutido por el técnico visitante que fue expulsado, y que materializó Benítez, que con suspense, entró e inauguró el marcador. El sevillano quiso desquitarse del errado ante el Cádiz y valientemente metió el primero.

Dos minutos más tarde, de nuevo Cruz, con caída incluida y varios rechaces, mandó el segundo al fondo de las mallas. Dos minutos de locura que hicieron frotar los ojos al más pintado. Un 2-0 en un abrir y cerrar de ojos.

Beato, muy participativo y desbordante, tuvo el tercero. El Racing Portuense se vino arriba y dispuso de los mejores momentos, ante un Pozoblanco que bajó definitivamente los brazos ante la superioridad local.

Con 15 minutos por delante, Rober entró y besó el santo, al marcar el definitivo tercer gol, que llevó el delirio a la grada. Su entrada por el ‘héroe’ Cruz, encontró la continuidad en una victoria tan clara como convincente.
 

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