La crítica situación deportiva e institucional por la que atraviesa el Xerez Club Deportivo no es sino un fiel reflejo de que esta galopante crisis que padece este país, que se sigue llamando España. ha cogido a la ciudad con el pie cambiado, porque el deporte en Jerez no es sino el espejo del deterioro económico y social que esta ciudad viene padeciendo desde que los primeros estertores de la crisis se encendieron. La pérdida de empleo ha sido una lacra de la que está siendo dificilísimo salir y la pérdida de poder en el ámbito deportivo no es sino una consecuencia del clientelismo al que esta ciudad ha estado sometida desde hace ya muchos, demasiados años.
No hace mucho tiempo se hablaba de Jerez como ciudad del deporte, pero ese título pomposo que alguien le dio ha pasado a mejor vida. Y es que el deporte se sustentaba, sin apenas excepciones que confirmasen la regla, en el apoyo municipal. Sin el Ayuntamiento no había equipo. Recordemos el superpoderoso Chapín de atletismo que financiaba casi en su totalidad el Ayuntamiento. La antigua Caja San Fernando o Garvey, con connotaciones, apostaron por el fútbol sala y en su día por el balonmano y por el propio baloncesto, aunque luego llegaría DKV, el antiguo equipo del Soberano de tenis de mesa y un largo etcétera.
Y es que los apoyos comerciales tenían que pasar, de forma indefectible, por el Ayuntamiento, lo que hacía que los equipos dependiesen en su totalidad del ente municipal. Así ha sido casi imposible que los equipos hayan podido dirigir sus pasos de forma individual. Y es que si se sentaban a la mesa con un patrocinador, éste le decía que ya había alcanzado un determinado acuerdo con el Ayuntamiento y que éste era el que tenía que decidir.Un control excesivo ha condicionado que los equipos viviesen del apoyo municipal, que se encontrasen con puertas cerradas y que cuando los apoyos se evaporaban no tuviesen vida propia. Algo de eso le ha ocurrido a un Xerez que ha vivido del sustento municipal, un sustento para el que nunca se pidieron explicaciones, el dinero se perdía y con él se ha perdido el control de un equipo, el único de élite que queda, que va a la deriva.
