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Sevilla

Testigos del crimen de Écija: estaba "en otro mundo" tras degollarla

Varios testigos han coincidido en señalar que Antonio L.G., encarcelado tras confesar haber degollado con un hacha a su esposa en Écija, se encontraba "como en otro mundo" y "bajo los efectos de alguna sustancia, de algún medicamento", tras acabar con la vida de su mujer

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Varios testigos han coincidido en señalar este lunes que Antonio L.G., el hombre de 48 años de edad que fue encarcelado tras confesar haber degollado con un hacha a su esposa en la vivienda que ambos compartían en Écija (Sevilla), se encontraba "como en otro mundo" y "bajo los efectos de alguna sustancia, de algún medicamento", tras acabar con la vida de su mujer el pasado mes de marzo.

   Fuentes del caso han informado a Europa Press de que la juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Écija ha tomado declaración este lunes, en calidad de testigos, a dos de los tres hijos mayores de edad y a otros familiares de la pareja, así como a vecinos del matrimonio y a los agentes de la Policía Local que hallaron al imputado en las proximidades de la vivienda una vez consumado el crimen.

   Todos los testigos, que vieron al imputado instantes después de cometer el crimen de su mujer, Petra M.M., han señalado que Antonio L.G. se encontraba en las proximidades de la vivienda y "estaba muy mal, como en otro mundo" y "bajo los efectos de alguna sustancia, de algún medicamento", así como que se encontraba "caído o casi caído" en el suelo.

   Hay que recordar que los agentes localizaron en los alrededores de la vivienda, concretamente apoyado en un coche, al marido de la víctima, que al ver a los agentes intentó ingerir "un bote entero" de pastillas 'trankimazín', aunque los agentes impidieron su propósito de manera parcial, ya que llegó a ingerir algunas de esas pastillas.

   Las mismas fuentes consultadas por Europa Press han señalado que los hijos --personados como acusación particular contra su padre-- y familiares de la víctima han relatado a la juez que investiga el caso el "impacto tan fuerte" que sufrieron una vez tuvieron conocimiento del crimen.

   El caso lo instruye el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de la localidad de Écija al ser el competente en materia de violencia sobre la mujer.

   Fue a las 11,20 horas del día 18 de marzo cuando un vecino de la pareja llamó a la Policía alertando de que se estaban escuchando ruidos procedentes de la vivienda de la pareja, por lo que los agentes se trasladaron hasta el lugar de los hechos, hallando en el suelo el cadáver de una mujer con "diversas" heridas y signos de violencia.

   Los agentes localizaron en los alrededores de la vivienda al marido de la víctima, que al ver a los agentes intentó ingerir "un bote entero" de pastillas 'trankimazín', aunque los agentes impidieron su propósito de manera parcial, ya que llegó a ingerir algunas de esas pastillas.

   Tras ello, los agentes decidieron llevarse al marido de la víctima a comisaría de manera preventiva, ya que varios familiares de la fallecida estaban arremetiendo contra él al creer que era el autor de la muerte.
HASTA 30 ANTECEDENTES POLICIALES

   Una vez en comisaría, los agentes decidieron trasladarlo al hospital de Écija a fin de que le fueran realizadas las pruebas pertinentes, ya que desconocían cuántas pastillas había llegado a ingerir. Ya en el hospital, y ante los indicios encontrados, la Policía le leyó sus derechos y procedió a su detención.

   La Policía, asimismo, halló en el interior de una alcantarilla ubicada en los alrededores de la vivienda, ubicada en el número 30 de la avenida del Valle, el hacha con el que el detenido habría acabado con la vida de su esposa.

   La víctima ya denunció en el año 2007 ante la Policía al ahora detenido por insultos, amenazas y maltrato psicológico, aunque la denuncia fue archivada después de que ella misma la retirara.

   El detenido cuenta con 30 antecedentes policiales, en su mayoría por delitos de robo con fuerza, aunque una vez también fue detenido por un delito de prostitución después de que ofreciera a una joven 50 euros a cambio de sexo, lo que ésta denunció inmediatamente.

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