Con las habituales muestras de alegría propias de la hermandad rociera, la corporación emprendió camino rumbo a Almonte, no sin antes despedirse de su virgen titular en la parroquia de San Francisco, en la tradicional misa de romeros. Sevillanas, vivas a la Madre de Dios, rezos y otras señas de identidad no faltaron en una breve procesión en la que los curiosos se asomaron tomando un café desde alguno de los bares de Debajo del Corral o Cerro de la Reina. Otra seña de identidad fue la cantidad de niños pequeños que acompañaron al Simpecado, vestidos de rocieros para la ocasión, como sus padres, luciendo los característicos trajes de gitana y de corto. Hasta este viernes, la hermandad que dirige la nueva hermana mayor, Nieves Macías, estará haciendo camino, compartiendo la dureza de un recorrido marcado por las elevadas temperaturas y el polvo, pero sobre todo por el compañerismo y la camaradería, alimentados por la creencia en María y por el amor a Dios.
La hermandad hubiera realizado el embarque en Debajo de Guía en torno a las 13.00 horas del martes, para tomar rumbo a tierras del parque natural de Doñana y así reencontrarse con un paisaje tan amigo como incierto en ocasiones, sujeto a más de una inclemencia.
Para este viernes, la hermandad ha previsto su presentación ante la hermandad matriz de Almonte; acto que podría tener lugar alrededor de las 18.00 horas.
Hasta el próximo domingo, los numerosos hermanos rocieros desplazados desde Arcos disfrutarán todo lo que puedan de la Romería de Pentecostés, para tomar el camino de vuelta el próximo lunes. Antes, habrán de vivir una cita ineludible y emotiva: la visita de la Blanca Paloma al Simpecado de la hermandad, así como el rezo de la salve rociera en la morada de la Virgen.
Así, el próximo miércoles la hermandad estará de nuevo en Arcos, para dar por terminado su largo camino en el punto de partida; es decir, en su sede canónica que es la parroquia de San Francisco de Asís. Será entonces cuando dé fiel testimonio de una experiencia casi mística, y de unos días de risas y amistad al cobijo de su amor mariano.
