Una perito, médico forense y propuesta por el Ministerio Fiscal, ha declarado este viernes en el juicio a tres médicos --en un principio eran cuatro pero uno de ellos ya ha fallecido-- imputados por un delito de homicidio por imprudencia profesional tras la muerte de Ch.L.M., la niña de ocho años de edad que ingresó en el Hospital Juan Ramón Jiménez el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis y que falleció tres días después a causa de una mortal infección. En su declaración, ha señalado que estos facultativos "infravaloraron los síntomas" ya que a las 24 horas de la operación "ya se había iniciado la peritonitis".
Durante la segunda sesión del juicio, esta perito ha criticado que no le practicaran pruebas a la menor y ha insistido en que "tratar un síntoma sin intentar averiguar que tiene algo en el interior, que podría haberse infectado, es una actitud muy relajada", a lo que ha añadido que "es contrario de praxis médica descartar una complicación postoperatoria solo con una exploración física". Además, ha reseñado que en sus años de carrera "nunca" ha visto una gastroenteritis tras una apendicitis, por lo que era "más lógico" pensar que podría tratarse de una complicación.
La forense ha hecho hincapié en que "en ningún momento, ni antes de la operación ni después se le aplica un antibiótico o tratamiento", ya que en caso de ser así, según ha remarcado, "la bacteria E-Coli no hubiera aparecido", a lo que ha añadido que "si se hubiera aplicado se hubiese evitado gran parte de la infección y el desarrollo de la misma hubiera sido durante más tiempo y no tan fatal".
"Trataron el síntoma sin ver más allá", ha enfatizado la médico forense, indicando además que tras una operación exitosa de apendicitis "no tenía motivos para tener vómitos en posos de café y las diarreas", por lo que ha insistido en que "deberían haberle hecho una ecografía o analítica porque estos síntomas y el pico de fiebre de 39,2 denotan que algo no marcha bien, o bien ordenarla por escrito a su compañero".
En cuanto a la interconsulta del cirujano que explora a la menor el día 25 a la pediatra, también imputada, ha criticado que esta "está capacitada para pensar en una posible complicación tras un postoperatorio". En este punto, ha manifestado que es "de cajón pensar antes en una posible complicación que en una gastroenteritis".
De igual forma, ha señalado que "mandar analgésicos fue una actitud buena para quitar el fuerte dolor de la niña pero es poco profesional no buscar el síntoma", ya que "una vez que hacen la consulta, lo lógico hubiera sido realizar alguna prueba ese mismo día 25 porque una analítica hubiese dicho si hay algún foco infeccioso y hubiese informado de que algo no iba bien".
Así, ha hecho hincapié la médico forense en que "si no se hubiera pensado en gastroenteritis y sí en otra cosa, no estaríamos aquí --refiriéndose al juicio por la muerte de la niña--". En cuanto a las causas de la muerte, por necrosis del ciego --que se encuentra al lado de la apéndice--, la perito "ha descartado que la niña presentara este defecto cuando llegó al hospital", sino que "todo derivó de complicaciones de la cirugía no cogidas a tiempo".
Preguntada por el juez por lo que hubiera hecho ella como profesional en esos instantes, ha asegurado que "hubiese buscado la causa de esos dolores, buscar lo que no se ve que está detrás de lo que se ve, reconducir el pronóstico y esperar la evolución".
También ha declarado otra perito, pediatra de profesión, y ha señalado que "lo normal es que no te conformes con la exploración abdominal" presentando la menor estos signos con vómitos, diarrea y fiebre, "sino pedir una ecografía o analítica", a lo que ha añadido que en la documentación revisada "no aparece que le pusieran antibióticos".
"NO PERMITIR UNA EVOLUCIÓN ESPONTÁNEA"
"No puedes permitir una evolución espontánea porque el resultado puede ser este --refiriéndose a la muerte--", ha enfatizado la perito. A su vez, ha coincidido con la médico forense en que es "muy improbable una gastroenteritis tras haber sido intervenida, ya que es más probable una complicación en la cirugía".
Esta pediatra ha hecho hincapié en que "una peritonitis antes de que el paciente se ponga muy malo es probable de que comience con diarrea, sobre todo en los niños". En cuanto a la imposición de algún antibiótico que "hubiera bajado la posibilidad de peritonitis", ha señalado que en el historial de este caso "no aparece", sin embargo ha reconocido que el cirujano "no tiene por qué describirlo en una hoja", indicando además que "la sutura estaba perfecta".
Preguntada por la interconsulta que le realiza el cirujano a la pediatra, señala que supone "una dejación de responsabilidad para otros porque lo normal es realizar una analítica, ya que es probable que con un enograma o ecografía se hubiera obtenido la clave", indicando además que en medicina "no hacer prueba es no hacer nada".
Durante la sesión de este viernes también ha declarado el que fuera jefe de servicio de la planta de pediatría, que estaba de guardia el 25 de diciembre, y ha respaldado la actuación de la pediatra porque "había que esperar, ya que lo primero era pensar que el tránsito intestinal no estaba recuperado tras la intervención", indicando además que "no era imprescindible hacerle pruebas".
Por otro lado, un cirujano, propuesto por una de las defensas, ha manifestado que era "imposible que esta apendicitis derivara en una peritonitis y la paciente tuviera tanto nivel de pus". El juicio está previsto que finalice este sábado con la declaración de peritos propuestos por la defensa y la lectura de los informes finales.