Niños de varias edades de Lepe y sus abuelos intercambian en estos días sus conocimientos en materia de ocio, y ponen en común cómo ha evolucionado en los últimos años, sobre todo después del auge de internet y de elementos como los teléfonos táctiles.
La cita, que organiza el club del pensionista de la localidad con la ayuda de La Caixa, hace que los mayores aprendan, en algunos casos por primera vez, cómo se envía un mensaje de whatsapp o que es una línea wifi, mientras que los niños ven por primera vez cómo "funciona" una baraja de cartas o la fuerza que hay que imprimir a una bola para ganar una partida de petanca.
La actividad supone la continuación de una idea que en su día puso sobre la mesa que no se perdiesen las costumbres de ocio de toda la vida, pero a la vez que las personas mayores no se queden atrás a la hora de conocer cómo han influido las nuevas tecnologías en la sociedad actual.
La idea, como explica el director del club, Aurelio Sánchez, se repite cada año cuando termina el curso escolar y en las vacaciones de Navidad, y tiene como base una serie de juegos interactivos: "Los abuelos enseñan a los niños cómo iniciarse en algunas actividades, y su experiencia hace que podamos conseguir con los nietos una serie de acciones de ocio y tiempo libre que los niños no conocen o no practican con normalidad", explica.
No es casualidad que esta experiencia esté ganando peso, ya que, como recuerda Sánchez, cada vez es mayor el tiempo que los niños pasan con sus abuelos, de forma que se fomenta "una dinámica que empezó hace unos años, y como se le ha visto el fruto y los beneficios que supone estas cosas, se desarrolla con más frecuencia".
El club del pensionista de Lepe se encarga de poner toda la infraestructura, pero son los propios participantes los que reclaman que se ponga en marcha en cada edición, "y los que tiran del carro para reunirse", según el director del club del pensionista lepero, que entiende que el éxito se basa en que "son las actividades cotidianas de como se jugaba antiguamente, pero mezcla los ordenadores y el uso de internet para conocerlas".
Para aplicar la idea, se hace un grupo inicial de niños entre 6 y 12 años "aunque con un margen, de forma que si hay niños fuera de esa franja de edad se les acepta", y a la vez se forman subgrupos de 6 a 9 años y de 9 a 12, que se reúnen con los abuelos, que tienen este año entre poco más de 50 y 80 años.
Con todo, "el balance es muy positivo, porque se reúnen las generaciones con diferencias de edad y actitudes", además de tener en cuenta que "muchos abuelos se quedan por detrás de los nietos en las nuevas tecnologías, de modo que el intercambio es enriquecedor para todos los que participan".
Mientras que este año son los juegos de toda la vida mezclados con internet los que se estudian, en ediciones anteriores los abuelos han formado a los niños en materias como las claves del comercio justo, que reunió durante tres días a la semana a varios grupos de niños, que aprendieron las claves de un sistema comercial más igualitario.
"Es muy divertido, porque los niños se encuentran en verano, cuando pensaban que iban a estar de vacaciones y sin ver a sus compañeros, además de que conocen a niños que van a otros colegios", explican los organizadores, que ponen sobre la mesa cuando llega el calor una serie de actividades que hacen que los menores y los abuelos no pierdan el contacto, y que las generaciones separadas por la edad comprueben que, en realidad, están más cerca de lo que parece.