El tiempo en: Benalmádena

San Fernando

“No pueden pedir unas Olimpiadas con los comedores sociales llenos”

David Domínguez Guimerá, dos veces olímpico, dice que la diferencia de Madrid 2020 con Barcelona '92 es que el país estaba unido y ahora hay discrepancias.

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Cargando el reproductor....

San Fernando ha sido parte de la historia olímpica gracias a la figura del marchador David Domínguez Guimerá, que fue uno de los integrantes del equipo de la prueba de marcha que compitió en Sidney en el 2000 y en Atenas 2004. Su última gran prueba internacional la disputó en su tierra durante el Campeonato Iberoamericano de Atletismo de 2010 de San Fernando. Ese mismo año supondría de manera definitiva su adiós al atletismo profesional. Hoy día sigue trotando como él dice y está volcado en su faceta profesional como fisioterapeuta. Alejado hace tiempo de los focos y de las páginas de los periódicos repasa en este medio su trayectoria como deportista y su vida después de su retirada. 

—Quizás haya mucha gente que ya no se acuerde de usted, pero fue olímpico en el 2000 y 2004 representando a San Fernando, ¿qué ha supuesto esa etapa en su vida?
—Ha sido una etapa bastante larga en mi vida, muy bonita y que he sabido aprovechar al máximo con los dos hitos fundamentales en mi carrera deportiva que fueron los Juegos Olímpicos en Sidney en Atenas.

—¿Todavía le para la gente por la calle? ¿Le reconocen?
—Sí, sobre todos los corredores que compiten en carreras populares y la gente del deporte en San Fernando que sabe que esta ciudad ha tenido un atleta olímpico. Hay algunos más jóvenes que a lo mejor no saben encajar quién soy yo cuando hago alguna carrera popular, pero sí que se acuerda la gente de que he estado en dos Olimpiadas.

—Oficialmente se retiró usted a nivel internacional en el Iberoamericano de 2010 en La Isla.
—Sí, esa fue la última prueba que hice con la selección. Hacía ya años que lo tenía pensado porque como todo el mundo sabemos la vida va por etapas y lo tenía más o menos planteado de llegar hasta 2010. Ese día lo medité con mi entrenador de aquella época, pero realmente cuando tomé la decisión definitiva de dejar el atletismo profesional fue por octubre o noviembre de ese mismo año.

—¿Pasa muy rápido la vida de un atleta?
—Si le digo la verdad es así, casi ni te das cuenta. Recuerdo que ahora venía hacia acá andando -a la redacción de este medio- y me acordaba de la primera entrevista que me hizo Gaby Cumbreras cuando gané el primer Campeonato de España y cuando acudí a la primera prueba internacional. Todavía hay veces que no me cuadro en la sociedad en la que vivimos, pero poco a poco voy tomándole el pulso al día a día de una persona normal, el trabajo, pero también me quedan algunas costumbres de cuando era profesional como es la de levantar la persiana todos los días para ver si va a llover o no, sobre todo para la ropa deportiva.

—Porque desde 2010 ha encaminado su vida profesional y se dedica a algo que le gusta bastante.
—La verdad es que tuve la suerte de estudiar y acabar mi carrera de Fisioterapia y ahora mismo ejerzo esta profesión como tal. Tuve la suerte de encontrar trabajo en un momento bueno y dí con una empresa solvente. Empecé en Chiclana y ahora estoy en Cádiz. Yo el trabajo me lo tomó como mi carrera deportiva, ya que estoy implicado con él al cien por cien, me gusta lo que hago y quiero darle las gracias a la empresa por confiar en su día en mí.

—Los pacientes a los que trata, ¿saben que están en manos de un olímpico?
—No suelo decirlo por derecho a mi intimidad, pero sí que vienen muchos que sí lo saben, sobre todo porque tengo muchos pacientes que son corredores, que pertenecen al mundo del deporte y saben que he estado en las Olimpiadas y que he sido atleta profesional. Al ser fisioterapeuta he vivido muchas de las patologías que ellos presentan y vienen con esa ilusión de que intente ayudarles en lo que pueda.

—Lo que parece claro es que usted, pese a su trayectoria deportiva, no se ha retirado con los bolsillos llenos.
—No, para nada. El atletismo te da para vivir mientras dure tu carrera y a lo mejor un poco más, pero ya está, y sobre todo en mi especialidad que era la marcha. Todos los atletas y en todas las especialidades se entrena mucho, pero en la marcha eramos considerados los currelas del atletismo. Yo tuve la suerte que me cuadró una buena época porque estábamos en pleno boom inmobiliario y había muchos patrocinadores, todo lo que contrario que sucede ahora que cuesta la misma vida encontrar a alguien que patrocine a un deportista local.

—Además coincidió con una época dorada de la marcha española siendo compañero de Paquillo Fernández en la selección.
—He vivido una época dorada en todos los aspectos, porque todos los deportistas de mi quinta traíamos la estela de los Juegos Olímpicos de Barcelona, yo los vi de pequeño, tuve la ilusión, me fui a las escuelas deportivas, luego llegaron los Campeonatos de España, a continuación los Europeos y ya por último los Juegos Olímpicos que era lo máximo. España iba  bien y ahora no va igual que antes, y eso se nota mucho a nivel deportivo.

—Lo que sí le ha dejado el atletismo son muchos amigos tanto en España como en el extranjero, vamos que tiene usted casa para quedarse en medio mundo si sale de viaje.
—El atletismo y el deporte en general te enseña los valores que uno necesita para vivir el día a día. Te enseña a ser constante, a respetar, a trabajar duro, sobre todo en la especialidad que yo hacía, y sobre todo haces buenas amistades. El deporte te ayuda a ser mejor persona dentro de la sociedad cuando lo dejas.

—¿Está usted experimentando o ha experimentado en estos tres años esa soledad que dice que tienen los deportistas cuando se retiran? Sobre todo porque las fotos con los políticos y demás instituciones desaparecen de un plumazo.
—Eso ha desaparecido por completo. Al menos tuve la buena suerte de encontrar a mi actual empresa que es Interasis, que es para la que trabajo, caí allí de rebote y confiaron en mí. Pasé mi periodo de prueba y al final el deporte te hace ser un buen trabajador, ser una persona responsable y a día de hoy no he dejado de trabajar. Todo eso ha facilitado el cambio de ser un deportista profesional a dejar de serlo, porque llega un momento que es difícil. Se pierden las fotos con los políticos, los viajes, las cenas, los ingresos no son los mismos aunque no se ganaba mucho dinero, pero sí sustancial con las becas de las administraciones. Ahora como mucho, y no es poco, acabaré trabajando en una clínica de rehabilitación que es lo que el destino me ha dado.

—Se suele decir que nadie es profeta en su tierra, ¿se siente David Domínguez reconocido en San Fernando?
—En mis últimos meses como atleta profesional se produjo un cambio en el Gobierno local y el alcalde que actualmente tenemos sabrá que San Fernando ha tenido un atleta olímpico, pero yo no le conozco. Sí he coincidido con la actual delegada de Deportes y con Francisco Romero. Sí hubo un momento que estaba muy reconocido y que San Fernando sabía que tenía a un atleta y que era olímpico, que llevaba el nombre de su ciudad por todo el mundo, porque he competido en China, en Australia, en Sudamérica, en toda Europa, en definitiva en casi todo el mundo. El hecho de sentirse respaldado es muy importante para un deportista, más de lo que nos pensamos y, en ese sentido y en esa época, sí que me sentía bastante respaldado por la sociedad isleña.

—Se lo digo porque que menos que una persona que ha competido en dos Olimpiadas tenga en su ciudad algún reconocimiento, como podría ser ponerle a una curva del estadio su nombre o a una calle.
—No es la primera vez que me lo preguntan, pero eso es algo que yo nunca voy a pedir porque creo que tiene que salir del propio Gobierno local. Soy una persona muy humilde, porque el deporte también te hace ser humilde en muchos aspectos y en ese también. Sí que vuelvo al tema de antes de que sentí un poco de miedo en esa transición que hubo cuando me iba a retirar y verme con que los ingresos que tenía o había ahorrado veía que disminuían día a día. Por suerte supe llevarlo bien, supe hacer una buena transición y actualmente tengo mi trabajo y espero conservarlo por mucho tiempo.

—Se lo digo porque se ve constantemente que hay muchos municipios de España donde atletas que han triunfado tarde o temprano acaban ejerciendo algún tipo de función para dichos ayuntamientos en alguna parcela deportiva.
—Tampoco me lo han propuesto. Yo estuve tanteando esa opción al principio y se iban a hacer algunas gestiones para quedarme aquí en San Fernando e intentar hacer algo con el tema mío, pero al final no cuajó. Tuve que buscarme yo la solución, un plan B que fue buscar trabajo por mi cuenta y por suerte lo pude encontrar.

—¿Sigue haciendo deporte?
—Como le dije antes me sigo levantando todos los días y lo primero que hago es levantar la persiana y ver cómo está el tiempo para correr o no. No entreno lo mismo que antes porque con el trabajo que tengo ahora es difícil, pero si salgo a entrenar o a primera hora del día o a última hora. No puedo dejar de hacer deporte porque lo llevo en la sangre. Compito mucho en el trabajo y extrapolo mucho lo que yo hacía en la competición a los objetivos de la empresa. El estrés o la ansiedad que me provocaba el deporte ahora mismo lo tengo con mi ocupación laboral. Mi objetivo es conseguir cosas nuevas para mi trabajo, trabajar más, dedicarme de pleno a ello y el deporte lo tengo un poco en segundo plano, pero sigo practicándolo.

—¿Qué sensaciones palpa desde fuera sobre la situación en la que está el atletismo en San Fernando?
—El atletismo popular goza de muy buena salud, pero lo que es atletismo de escuelas deportivas que es la base pienso que está un poco abandonado. En San Fernando en los años 90 se creó un programa de escuelas deportivas, se invirtió mucho en deporte escolar y al final dio resultado que fue un atleta olímpica. Hoy día no se invierte lo mismo en atletismo y quedan muy pocos entrenadores. Queda Bartolo que fue mi entrenador y que es el que sigue volcado con las escuelas deportivas con la ayuda de Toni, que es el presidente. 

—Cuando usted escucha el slogan de ‘San Fernando, ciudad del deporte’, ¿qué se le viene a la cabeza?
—Creo que no es lo mismo que antes. Ahora mismo tenemos el San Fernando CD, que siempre ha estado ahí, o el hockey que es un club que viene de antaño y está muy consolidado en la ciudad y está muy bien montado con sus escuelas deportivas. Funcionan ambos por la gestión que tienen montada, pero pienso que desde el Patronato no se está apoyando al atletismo como antes.

—Estando aquí un olímpico como usted es obvio que hay que preguntarle sobre lo sucedido con la candidatura de Madrid, ¿qué le ha parecido?
—Yo tengo el corazón partío en ese aspecto. Madrid era una gran oportunidad para que toda la cantera que hay en España hubiese tenido un buen apoyo de aquí al 2020 a nivel de patrocinadores,  de infraestructuras, económico y, en todo los sentidos, en especial en el de la ilusión porque es muy importante para un atleta joven tener un objetivo y no hay nada mejor que una Olimpiada. Eso por un lado, pero por el otro en los momentos en los que estamos yo creo que España no está para soportar unos Juegos Olímpicos. Estamos sufriendo recortes en muchos ámbitos y creo que no era el mejor momento para unas Olimpiadas, a lo mejor estoy equivocado y en el 2020 hubiésemos sido capaces de organizarlos, pero con la sociedad actual castigada como ésta no estamos para organizarlos.

—¿Qué razones piensa que han llevado al COI para rechazar Madrid?
—El otro día estuve hablando con una persona muy cercana a mí y yo ya sabía que era muy difícil que la Olimpiada se la diesen a Madrid, primero porque no estamos en un buen momento económico y eso el Comité Olímpico Internacional lo tiene en cuenta. El proyecto ya internamente en el Comité Olímpico Español ha costado mucho, le faltaba algo más aunque tuviese muchas intraestructuras ya montada porque Madrid y España en general no está preparada para organizar unos Juegos Olímpicos.

—¿Y porqué sí lo estuvo Barcelona en 1992?
—Era otro momento, veníamos de la transición y España había tenido un cambio muy grande. En los años 80 había grandes inversiones, hubo un boom y fue más fácil lograr esas Olimpiadas. En Barcelona se creó mucha infraestructura que actualmente se sigue utilizando y el pueblo español al completo quería esa Olimpiada, no una parte o un sector de la población, lo quería todo el mundo y así funcionó. La ilusión que tuvo España en aquel momento era el país entero volcado con unos Juegos, sin embargo hoy sales a la calle y te vas a encontrar bastante diversidad de opiniones. Hay gente que te dirá que sí y otra mucha que te dirá que no rotundamente. Aquí mismo lo vivimos en San Fernando donde hay mucha gente que tiene que ir a pedir comida  y un país no puede organizar unos Juegos Olímpicos con los comedores sociales llenos.

—¿Y ve en el futuro posibilidades de que haya en España otras Olimpiadas?
—Las decisiones son difíciles de tomar y más aún en el Comité Olímpico Español, pero infraestructuras tenemos suficientes como para organizarlos y gente preparada en todos los aspectos, además de grandes deportistas, pero a lo mejor no es el momento y habrá que esperar. No hay prisas porque unos Juegos Olímpicos siempre se pueden volver a organizar.

—¿Ha cambiado mucho el respaldo económico institucional que usted tuvo en su época a la actual?
—Las becas se han reducido entre el 20 o el 30 por ciento. No se paga lo mismo que yo cobraba hace seis o siete años por realizar una determinada marca. Estamos pasando a tener becas de los años 80 y 90.

—¿Influye eso en un deportista que cree que se merece más por la dedicación exclusiva a su modalidad?
—No es realmente lo que te merezcas, es lo que tú necesitas realmente invertir para poder obtener después unos resultados. Te tienes que ir de concentración, comprar material, comer, pagar gasolina para ir a los circuitos de entrenamiento, pagarte la Fisioterapia, etc. Engloba mucho y al final uno se hace mayor, se hace independiente. Tenemos deportistas que llegan a los 20 años y se pierden porque no les llega las beca que tienen para sobrevivir y necesitan buscar otro trabajo. Sí tienes un deportista que lo has mantenido hasta los 18 ó 20 años, casi sin estudiar, medio contento porque con esa época con ese dinero medio de mantiene pero con 26 años tiene que dejar el deporte porque no le llega, se tiene poner a trabajar y eso influye en el nivel final.

—De hecho ahí están los resultados de las últimas citas internacionales.
—Al final uno se habitúa a lo que tiene y la ilusión hace mucho. Te siguen disminuyendo las becas, pero los resultados al final siguen llegando.

—¿Qué consejo le daría a un niño que quiera ser deportista?
—Sobre todo que estudien porque los que tienen una carrera universitaria el índice de desempleo es menor. Si quieren dedicarse al deporte profesional; perfecto, pero tienen que saber que hay que sufrir, que hay que trabajar, que hay que respetar y que hay que entrenar, pero sobre todo es primordial que estudien. 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN