Voluntarios coordinados por Cáritas Diocesana salieron anoche a la calle para prestar atención a las personas que no tienen un hogar.
En el dispositivo participan personas de todas las edades y de distintos colectivos, en el que las cofradías tienen una importante presencia. A ellos se unen los voluntarios de Cruz Roja, con los que también se establecen turnos para salir a atender las necesidades de las frías noches de otoño y de invierno.
Según el director de Cáritas Diocesana, Rafael López-Sidro, en la capital hay entre siete y ocho personas que pasan largas temporadas en la calle.
Ahora, ante la bajada de temperaturas y la proximidad de la campaña de recogida de la aceituna, comienza a verse más personas pasando la noche a la intemperie, con temperaturas cada vez más bajas.
El frío ha llegado y los voluntarios salieron a la calle para ofrecer comida caliente y prendas de abrigo.
La estación de autobuses, la zona trasera al centro de transeúntes y el puente del recinto ferial, son lugares donde se refugian las personas sin techo, además de los cajeros de los bancos.
Muchas de las personas sin techo son conocidas por los voluntarios. La atención varía según la persona que encuentran en la calle, con las que comienzan a adquirir confianza y un trato más cercano.
“Muchas personas rechazan tu ayuda porque quieren seguir estando en la calle. Otras aceptan y son trasladadas a los diferentes recursos”, recuerda Rafael López-Sidro.
El año pasado no hubo problema de atención y fueron pocos los días que se ocuparon totalmente las camas del albergue.
En cuanto al Hogar de las Personas sin Techo, Rafael López-Sidro confirma que está completo, con 14 usuarios que llevan entre seis meses y cuatro años, y que hay lista de espera para ingresar de en torno a siete personas.
La atención es especializada y el objetivo es rehabilitarlos para la inserción socio-laboral.