El líquido refrigerante en el interior de uno de los reactores nucleares de la accidentada planta nuclear de Fukushima es menor de lo previsto, lo que podría complicar aún más las tareas para desmantelarlo, según informó la operadora de la central.
Ingenieros de Tokyo Electric Power Company (Tepco) han logrado comprobar los niveles y la temperatura del agua en el interior de la vasija de presión del reactor 2 de la central mediante una sonda introducida en los últimos días.
La medición ha indicado que el nivel de líquido dentro de la vasija es actualmente de 30 centímetros, la mitad de lo que se había estimado en una operación realizada hace dos años con robots endoscópicos, según señaló Tepco.
Aunque el líquido empleado como refrigerante se encuentra a unos 35 grados centígrados -temperatura considerada como segura por Tepco-, la operadora desconoce si el combustible nuclear derretido se encuentra totalmente sumergido.
Las barras de dióxido de uranio podrían estar generando emisiones radiactivas muy altas en el interior del reactor en caso de estar parcialmente expuestas al aire, lo que supondría una complicación adicional para las labores de desmantelamiento.
Tepco cree que la bajada del nivel de agua se podría deber a una fuga a través de una tubería que conecta la vasija de contención del reactor con la llamada cámara de compresión, según dijo un portavoz de la compañía a la cadena de televisión NHK.
La operadora teme asimismo que el líquido radiactivo se esté filtrando al exterior del edificio del reactor por unos agujeros hallados en dicha cámara.
Tepco planea añadir más agua a la vasija del reactor para garantizar su refrigeración y antes de proceder a la retirada del combustible nuclear, así como reforzar el sellado del edificio del reactor para evitar filtraciones, según la misma fuente.
El reactor 2 fue uno de los tres que resultaron afectados por el terremoto y el tsunami que golpearon la central el 11 de marzo de 2011, lo que provocó el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Se cree que las labores de desmantelamiento de Fukushima Daiichi podrían llevar entre tres y cuatro décadas.