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Ronda

Ascari, diez años de excelencia

El circuito rondeño celebra sus diez años presentando en una fiesta de amigos y colaboradores una exclusiva guía que reúne a 52 establecimientos, especialmente de la costa, que cumplen con las exigencias de sus clientes de alto standing

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Muy lejos de aquellas plataformas petroleras del Mar del Norte que hicieron millonario en los 80 al creador de Ascari, fue en Ronda, en una dehesa casi perdida hace diez años en mitad de la vasta Serranía, donde el empresario holandés Klaas Zwart decidió colocar “el mejor circuito del mundo”, en palabras de su hijo Erik, que esta semana fue uno de los anfitriones de la fiesta que se organizó en las instalaciones de la carretera de Campillos con motivo del décimo aniversario del complejo, que abrió sus puertas en 2004.

El acto sirvió, en efecto, para poner de manifiesto que las instalaciones se han hecho un hueco en el competitivo mundo del motor, un sector tan exclusivo que ha motivado la publicación por parte de Ascari de una guía de selectos establecimientos recomendados por el circuito rondeño. Todos ellos, situados especialmente en el entorno de la Costa del Sol pero también en el Campo de Gibraltar, en Cádiz, se han comprometido a tratar de manera preferencial a los clientes del circuito. Son en total 52 empresas, vinculadas con el ocio, la restauración y los hoteles; Ascari ha considerado que nombres como Puente Romano, La Zagaleta, Nikki Beach o Dani García están a la altura de sus exigentes clientes. Junto a la guía, se entregará a sus socios una tarjeta que acredita pertenecer a la exclusiva familia de Ascari; estarán fabricadas en fibra de carbono.

“Ahora todo el mundo nos conoce, y ya sabe qué es Ascari. Y nos respeta, pese a que hubo momentos en que nadie entendía cuál era la intención”. La apreciación la hace Melchor Durán, el director general del complejo, quien dedicó los últimos diez años de su vida a entregarse a un proyecto que tuvo que defender en su día de quienes entendieron en él un ataque a los recursos ambientales serranos: “No sólo no cortamos ni un sólo árbol, sino que ahora tenemos 3.000 más que cuando empezamos”, dijo ante los en torno a 200 invitados a la fiesta celebrada este jueves en el circuito: “Aquí no hay gradas; tampoco hay vallas publicitarias. Nuestra filosofía es otra, y por eso somos un circuito único en el mundo”. Ante los presentes, en la zona de garajes de Ascari se proyectó un audiovisual que recordó el inicio de la obra y las proezas alcanzadas.

Erik Zwart, por su parte, explicó que “Ascari es el número uno de los resorts que hay en el mundo. Por aquí han pasado pilotos como Alonso, Lorenzo, Rossi o Schumacher. Porque nuestra pista tiene de todo un poco. Porque es un circuito muy técnico, con curvas ciegas, con cambios de nivelaciones y cambios de peralte que hacen que quien es rápido en Ascari pueda ser rápido en cualquier otro circuito del mundo”. Es, de hecho, uno de los más largos, con 5.425 metros.

EL GENIAL PROYECTO

Ascari, en efecto, es mucho más que un circuito. Todo un año pasó Klaas Swart sobrevolando Andalucía para encontrar un entorno privilegiado justo entre las provincias de Málaga, Cádiz y Sevilla. En un lugar aislado se decidió construir Ascari. La inversión, millonaria, acabó superando los 70 millones de euros.

Fue entre los años 1999 y 2000 cuando se buscó la ubicación; en 2001 se inició el proyecto, y las primeras obras se ejecutaron hasta 2003, abriendo el circuito sus puertas en 2004. Hoy día, Ascari ya es una referencia para el mundo del motor; es el lugar que eligen las principales marcas para realizar sus eventos y presentaciones; pero es también un complejo que suma 64 socios de todo el planeta que no sólo corren en Ascari sus coches, disponiendo para sí de una especie de circuito privado, sino que guardan sus bólidos en las instalaciones rondeñas como un tesoro. Pagan de media unos 10.000 euros al año; la cuota a ingresar para comenzar a ser socio puede llegar a ser de hasta 150.000.

Así las cosas, Ascari ya hace negocio, y de hecho tiene un volumen de negocios anual de unos 5 millones de euros. Quienes trabajan en el circuito, muchos de ellos rondeños, saben que el principal tesoro, sin embargo, está en el respeto que el resort ha logrado entre los propios rondeños. Muchos de sus proveedores son locales. Ronda ya sí entiende su filosofía.

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