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Jerez

“Pedimos justicia, que cumpla la pena máxima por lo que le hizo a mi hija\"

Los padres de Miriam Tamayo afrontan como si no hubiera pasado el tiempo y con el mismo dolor el juicio por el crimen de su hija, fallecida en junio de 2013 a manos de su exnovio en plena calle. Este lunes declaran el acusado, los agentes que lo detuvieron y los padres de la joven

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  • Los padres de Miriam. -

La sala de la sección octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, con sede en la avenida Álvaro Domecq, sienta desde este lunes hasta el jueves en el banquillo a Germán J. G, de 26 años, acusado de un presunto delito de asesinato por el crimen de Miriam Tamayo, su expareja y madre de su hijo, a la que atacó en plena calle asestándole varias puñaladas de las que no pudo recuperarse el pasado 12 de junio de 2013. Se trata del tercer caso de violencia machista mortal que se juzga en Jerez en los últimos años después del de la vecina del Pago San José que murió degollada en su domicilio a manos de su exnovio y la ciudadana de nacionalidad asiática que fue  descuartizada.


Será un jurado popular el encargado de juzgar un caso que conmocionó a Jerez por la juventud de la víctima y la violencia de los hechos (la joven recibió seis puñaladas según los informes forenses,  atravesándole la más grave de ellas el pericardio). La Fiscalía ha solicitado 18 años de cárcel por un presunto delito de asesinato para el acusado, que se encuentra en prisión preventiva desde el día siguiente de los hechos. Además, reclama una indemnización de 200.000 euros para el hijo de ambos, 30.000 para los padres de la joven y 20.000 para cada una de las dos hermanas.


     El Ministerio Público pide también la pena de prohibición de aproximarse a menos de 1.000 metros a sus domicilios, centros de trabajo, estudios o cualquier sitio durante la duración de la condena y diez años después. La acusación particular, por su parte, que ejerce el abogado Marcos Rodríguez en representación de los padres y hermanas de la joven, eleva a 20 años la pena de cárcel y a casi 300.000 euros la cuantía de la indemnización para el hijo de Miriam, manteniendo idénticas las de sus progenitores y hermanas y la orden de alejamiento.



   Además, el abogado de los padres de Miriam ha incluido en su escrito de calificación un presunto delito de amenazas graves, argumentando que “desde la ruptura sentimental no paraba de acosar y amenazar” a la víctima con mensajes de ‘WhatsApp’ en los que le decía “si no eres para mí, no serás para nadie”.


En lo que respecta a la defensa del acusado, la enajenación mental y la drogadicción serán previsiblemente las atenuantes a las que intentará agarrarse estos días en su tesis para intentar demostrar que los hechos responden a un homicidio y no un asesinato, si bien son varios los testigos que lo vieron tras el suceso y que coincidieron en la frialdad mostrada durante su detención, que fue realizada por la Policía Local. Lo arrestaron en el lugar de los hechos, del que intentó huir siendo perseguido por testigos, y al que luego volvió por su propio pie aunque sin identificarse. 


   Además de estos agentes, sus padres, María y José, también declararán este lunes en el juicio,y en su testimonio, además de describir cómo era su hija, explicarán al tribunal cómo transcurrieron las últimas semanas de vida de la joven. Ni ella ni su familia, que no conocía las dimensiones de estas amenazas, se imaginaron algún día que los mensajes del padre del hijo de Miriam, con el había roto hace algún tiempo pero llevaba una relación aparentemente cordial, iban a desembocar en el trágico suceso. La ausencia de denuncias por parte de la joven se explicaría más por el hecho deque no quería perjudicar al padre de sus hijo (tenía antecedentes y había estado en prisión por delitos de robo con fuerza), más que porque no recibiera amenazas, como intentará también demostrar su letrado. 


Sus padres, que ahora crían a su hijo pequeño al que han cambiado el nombre  -se llamaba como su progenitor-  y que no llegaba al año cuando se quedó huérfano, sólo piden justicia de cara a unos días que se presentan complicados por tener que remover todo después de año y medio. María no puede evitar seguir derrumbándose y preguntándose  por qué le arrebataron a su hija de esa manera. “Para mí esto como el principio, igual. Quiero que pase ligero y que ya empecemos de nuevo una vida nueva con mi niño” (por su nieto), señaló a este periódico días antes de la vista una madre coraje que ha encontrado consuelo en una iglesia evangélica a la que también pertenecía Miriam.

Reclaman justicia
Lo ha dicho desde el principio, espera no estar en este mundo cuando el presunto homicida de su hija salga de la cárcel. Ello significará que le han impuesto la condena más alta posible y que la ha cumplido. “Pedimos justicia, que cumpla la pena máxima y que la cumpla entera por lo que le hizo a mi hija, que luego no salga antes ni por buena conducta ni por nada, tendría que haber una ley que garantizara eso, porque a mi hija nadie me la va a devolver”, señala con la voz quebrada. Es imposible que María no se emocione cada vez que habla de Miriam, pero sabe que estos días tiene que armarse de fuerzas para ir al juicio, al menos mañana lunes No teme el momento de reencontrarse con la persona a la que hasta hace un año y medio trató “como a un hijo más” incluso después de que su hija y él hubieran dejado la relación.

De hecho, el imputado acudía habitualmente al domicilio de Miriam, que vivía con sus padres, para recogerlo. Ahora María necesita verlo. “Quiero verle la cara,  no sé como voy a reaccionar pero creo que Dios me va a dar fuerza y me va a poner de acero para poner soportarlo”, afirma. Su nieto David, la viva estampa de su madre, es el que les da fuerza para seguir y en él tienen concentradas sus energías para empezar de cero.

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