La sierra de Grazalema ha recuperado este miércoles la normalidad tras la copiosa nevada de la jornada del martes, que dejó estampas blancas únicas que se extendieron al pueblo, cubriendo tejados y carreteras en una imagen más propia de cuento que de realidad.
Mientras que niños y curiosos aprovecharon para tomar fotos, hubo otros que se llevaron la peor parte tras convertirse en privilegiados por los paisajes de los que disfrutaron durante su subida al Cimancón. Es el caso de los jerezanos Agustín y su primo Juan Carlos, dos excursionistas aficionados a esta zona a los que la intensidad de la nevada les sorprendió en pleno ascenso de este pico.
“Íbamos a echar el día, sabíamos a lo que íbamos y que a la una entraba la borrasca y se esperaban nevadas fuertes sobre todo en la sierra de Málaga, así que al final decidimos cambiar e irnos a Cádiz esperando que fuera más ligera”, explica Agustín.
Lo que no se imaginaban es que esta tormenta acabara “entrando por derecho” y les cogiera de lleno. “Íbamos preparados con la ropa técnica porque estamos acostumbrados pero no contábamos con tanta fuerza. En menos de dos horas había 25 centímetros de nieve”. Era tal la nieve que a medida que iban subiendo en esta ruta llegó un momento en el que no había zona rocosa alguna en la que apoyarse.
Decidieron entonces volverse. Fue tras bajar y llegar al sendero cuando se despistaron y estuvieron media hora desorientados y a menos dos grados. El frío era lo de menos. “Aunque conocemos la zona, cuando bajamos no se veía más allá de 15 metros y no teníamos referencia de montaña, sabíamos que estábamos cerca del puerto del Boyar, pero el GPS tampoco iba”.
Fueron 30 minutos un poco largos hasta que dieron con el parking. Allí estaba la Guardia Civil preparada para iniciar su búsqueda tras haber localizado a los ocupantes de los otros 17 coches. Esa noche no pudieron volver porque el puerto quedó cerrado. Tras hacer noche en Villaluenga en casa de unos amigos, este miércoles han podido volver a casa tras recoger su coche. Toda una aventura en la que más que en el susto se quedan con las impresionante vistas de las que pudieron disfrutar y que su familia vivió con tranquilidad "porque estuvimos en contacto con ellos".