Ni Puerto Rico es tan rico, ni Santo Domingo tan santo. Pero lo cierto y verdad es que cuando a uno se le alaba y reconoce los méritos propios por situaciones concretas, nos es menos acertado lanzar una crítica constructiva cuando las cosas no salen tal y como uno preveía.
Así, la derrota del Sevilla en Getafe de este domingo deja a las claras varias circunstancias que no deben repetirse si realmente la Champions se ha convertido en un objetivo real para la entidad. Diversos errores poco frecuentes en futbolistas de élite y la desmoralización generalizada provocaron que el conjunto local se alzara con la victoria este pasado domingo.
Podemos decir que el Sevilla estuvo irreconocible en Getafe. Principalmente, con una línea defensiva que ha venido desfalleciendo con el paso de las semanas. La dupla formada por un Kolo que volvió a dejar más sombras que luces y por un Nico Pareja que no es ni por asomo el mismo central que el que mostraba ser antes de su última lesión hicieron aguas en las pocas acciones de las que disfrutaron los hombres Quique Sánchez Flores. Por su parte, lo de Diogo es incomprensible, tiene una tremenda facilidad para cometer penaltis y luego ni defiende ni ataca de manera óptima, casi lo mismo le sucede a Coke.
Y el planteamiento de Unai Emery desarbolando los extremos para meter a cuatro pivotes en el centro sólo lo entendió él, mas cuando al Sevilla le estaban saliendo las cuentas haciendo su fútbol.
Es el principal error de un técnico que a día de hoy es incuestionable, pero que en ocasiones como estas muestra su mejor versión y no es la primera vez que le sucede. Lo más preocupante es que aparezca por sala de prensa después de completar, posiblemente, el peor partido de la temporada, y se intente justificar con la acumulación de bajas, la lesión de M’Bia y el penalti absurdo cometido por el lateral portugués. Así salió derrota por sexta ocasión en lo que va de campeonato y la primera ante un rival de los conocidos como de la otra liga. La semana sin competición interesemanal le viene, sin duda, como agua de mayo para volver a activar las fórmulas que sí le funcionan.
