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Jerez

Jerez llevó en el año 1961 las corridas de toro a Beirut

Con la presentación de Jerónimo Roldán, Belmonte Rodríguez-Pascual expuso con la palabra y las imágenes aquella experiencia única en la tauromaquia y resaltó la época de oro que el mundo del toro vivió en Jerez

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  • Belmonte y Jerónimo Roldán.

La época de oro de los toros en Jerez hizo que la ciudad tuviese participación, en el año 1961, de una experiencia única e irrepetible como fue celebrar una corrida en Beirut.
De aquellos recuerdos se hizo eco  el pasado miércoles el escritor y fotógrafo Pepe Belmonte en el transcurso de un  acto celebrado en la sala cultural de la ONCE, con pleno de asistencia, organizado por la Tertulia Taurina Jerezana,  dentro de su programa para la promoción de la tauromaquia. Presentó la conferencia “Toros en Beirut en el año 1961”, el periodista y próximo hijo predilecto de Jerez, Jerónimo Roldán Rosa, destacando entre los numerosos asistentes la presencia del maestro Luis Parra Jerezano,  el taurino Juanito Belmonte Fernández (organizador de la expedición), el picador Juan Gil (encargado de custodiar y cuidar los toros llevados a Beirut), Eduardo Ordóñez  (presidente de las Escuelas Taurinas Andaluzas), miembros de la Asociación de Aficionados Prácticos Taurinos de Jerez; de las Juventudes Taurinas Jerezana; los banderilleros jerezanos Juan Gaona (torero jerezano que desarrolló su carrera taurina en Madrid), Pedro Mariscal, Peregrino, con su hijo Javier, y muchos más aficionados voluntariosos por aportar su esfuerzo para recuperar la fiesta en Jerez.
La historia de oro del toreo en Jerez estuvo enraizada en la figura de José Belmonte, padre del conferenciante,      que hizo la gran aventura de dar dos corridas de toros en Beirut en el año 1961, llevando a los afamados toreros de la época Julio Aparicio, Juan Bienvenida y el portorrealeño Juan García Mondeño, que torearon ante el jolgorio de ciento veinte mil personas..
Basada en la experiencia de las dos corridas de toros, concretamente los días  1 y 8 de octubre de 1961, celebradas en Oriente Medio, Pepe Belmonte Rodríguez Pascual desarrolló una brillante disertación, ampliada con proyección de imágenes con todos los detalles que se perfilaron para llevar adelante un acontecimiento inédito en la historia de la tauromaquia.
La conferencia tuvo el paso previo de la presentación realizada por el periodista Jerónimo Roldán, que analizó minuciosamente la trayectoria empresarial de la familia Belmonte, tan entroncada en la ciudad de Jerez, como propietarios desde 1945 a 1970 de la plaza de toros y vinculados a la nueva propiedad de Balaña hasta 1977.
Precisamente el padre de Pepe Belmonte Rodríguez          Pascual -conferenciante en el salón de actos de la ONCE en Jerez-  había nacido en la población jerezana en 1933 y falleció en el año 1999. La decisión de dar toros en Beirut  obedeció a un contacto previo que mantuvo con un amigo libanés que residía en la Costa del Sol. Se puso en estudio el proyecto y salió para adelante. En aquella época, Pepe Belmonte Fernández, en unión de su hermano Juan, llevaba, además de la de Jerez, las plazas de toros de Cádiz, Granada, Cartagena, Castellón, Ronda, Ayamonte, La Línea de la Concepción, Sanlúcar de Barrameda, Fuengirola y Algeciras. Casi al mismo tiempo dirigieron la carrera artística de matadores tan importantes en la época como Julio Aparicio, Antonio Ordoñez, Curro Romero, Rafael de Paula, Miguel Mateos Miguelín, Andrés Vázquez y el portuense José Luis Galloso. Más tarde, en 1981, como miembro asesor de los ganaderos Sayalero y Bandrés acometieron la dirección de seis matadores, que fueron: Antonio Chenel, Antoñete,, Curro Romero, Rafael de Paula, Chicuelo,  José Ortega Cano y el asidonense, afincado en nuestra ciudad, Francisco Núñez Currillo.

 

Detalles

Jerez en aquellos años tenía dos ferias taurinas, la de Mayo, con la Feria, y la de Septiembre, con la feria y Fiestas de la Vendimia. La corrida concurso de ganadería, la de la Asociación de la Prensa y en agosto, además, se celebrara la corrida, que se hizo tradicional, del arte del toreo.

En aquellos años tampoco se pueden olvidar las novilladas nocturnas de la oportunidad que se ofrecían en el coso de la calle Circo. Toreros como Canicoba, El Barquero, el Reolina y tantos otros eran santos y señas de aspirantes a torero en unas noches en las que la plaza se llenaba a reventar.

 
 

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