La Fiscalía de Granada ha solicitado una pena de tres años de prisión para un acusado de hacerse pasar por un inspector de Hacienda y hacerle creer a un amigo que había sido sancionado por la Agencia Tributaria, falsedad con la que consiguió estafarle más de 30.000 euros.
Al procesado Francisco J.M.R., sin antecedentes penales, se le atribuye un delito de estafa y un delito continuado de falsedad en documental oficial cometida por particulares, por los que será juzgado el próximo 27 de abril en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada.
Según consta en el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, en el año 2009 el procesado entabló amistad con el familiar de un amigo suyo, al que asesoraba en temas fiscales. Este hombre, que después denunció los hechos, y su familia mantenían la creencia de que el inculpado trabajaba como inspector de Hacienda en Murcia, profesión que decía desempeñar sin que nadie pudiera sospechar que era una falsedad.
Basándose en este estrecho vínculo y en la profesión que él mismo se había inventado, en torno al mes de mayo de 2010 ofreció al denunciante realizar y presentar por él la declaración del IRPF de 2009, favor que, según le hizo creer, no le costaría dados sus conocimientos fiscales y su ficticia relación con la Agencia Tributaria.
Sabedor de que su amigo confiaba plenamente en su palabra, el inculpado "con ánimo de ilícito enriquecimiento", elaboró un plan para conseguir que le traspasara cantidades dineraria para su exclusivo provecho. Concretamente, se inventó un procedimiento sancionador que tendría como causa la venta de una vivienda por la que supuestamente habría generado una deuda, "ficticia e inventada", a favor de Hacienda.
Así, a mediados del mes de mayo llamó urgentemente a su amigo y le mostró un documento falso confeccionado por él u otra persona a su encargo que, con el membrete oficial de la Agencia Tributaria, incluía como objeto "mendaz" una supuesta denuncia presentada por la expareja del denunciante en la que se expondrían determinadas irregularidades que habrían dado lugar al procedimiento sancionador, que se podría solucionar con la entrega de 4.500 euros o, de lo contrario, con el embargo de su nómina.
Convencido de la veracidad de lo manifestado, el hombre le entregó esa cantidad, y, con el objetivo de respaldar su gestión, el falso inspector de Hacienda le facilitó otro documento creado por él mismo en el que se incluía la supuesta liquidación de la deuda.
Fue la primera de varias estafas del mismo tipo, ya que después le hizo creer que Hacienda le reclamaba más de 20.400 euros por la venta de la vivienda, y el denunciante optó por fraccionar el pago, ingresando cantidades en una cuenta que le facilitó el procesado y que en realidad era la suya propia, y volviendo a falsificar documentos oficiales de la Agencia Tributaria.
También se inventó una nueva reclamación de cantidades, esta vez por la parte correspondiente al tramo autonómico, en este caso por importe de 8.972 euros, y su amigo siguió entregándole dinero para solventar esa situación, que él creía cierta. También llegó a hacer su declaración de IRPF de 2011, pero aportó su propio número de cuenta, donde Hacienda le ingresó la cantidad de 525,47 euros en concepto de devolución.
En definitiva, el inculpado, en virtud de sus "maquinaciones", se apoderó ilícitamente de la cantidad de 33.840,86 euros en las distintas entregas, además de la devolución de Hacienda.