Los representantes de Birmania (Myanmar) rechazaron hoy que "se les señale" como responsables de la ola de inmigrantes en el Sudeste Asiático, durante la reunión de 17 países de la región en Bangkok para discutir soluciones a la crisis.
Antes del encuentro, el Alto Comisionado por los Refugiados de la ONU (ACNUR) llamó a hacer frente a la raíz del problema, que identificó con la discriminación que sufre la minoría musulmana rohinyá en Birmania.
"En esta cuestión de inmigración ilegal y la gente de los barcos, no se puede señalar a mi país", dijo el director general del ministerio de Exteriores birmano, Htin Lynn.
"Señalar no servirá a ningún propósito. No nos llevará a ninguna parte", añadió Htin Lynn que instó a la ACNUR a "informarse mejor".
El delegado birmano rechazó interferencias en su política interna tras asegurar que su país tiene "sus propios desafíos" que situó dentro de la "jurisdicción doméstica".
Antes, el asistente del alto comisionado de la ACNUR, Volker Turk, dijo que para poner fin al flujo de inmigrantes hace falta que Birmania "asuma la responsabilidad sobre todos sus ciudadanos" y puso el reconocimiento de la ciudadanía como objetivo.
Birmania no reconoce la ciudadanía a los rohinyá, a los que considera inmigrantes ilegales bengalíes, y ni tan solo acepta que se utilice ese nombre para designar al colectivo.
Durante la sesión de apertura, todos los participantes evitaron referirse directamente a los rohinyá ante las amenazas de la delegación birmana de abandonar la sala si surge el asunto.
El ministro de Exteriores tailandés, Tanasak Patimapragorn, aseguró que no se dieron instrucciones acerca del uso de la palabra "rohinyá" y que "todo el mundo puede hablar con libertad".
Unos 2.600 rohinyá y bangladeshíes se encuentran atrapados en barcos en el golfo de Bengala tras ser abandonados por los traficantes mientras otros 3.000 han podido llegar a Malasia e Indonesia.