La Hermandad Sacramental de Santiago inició el pasado domingo una nueva etapa con la toma de posesión de los miembros de su junta de gobierno, que va a estar presidida por Andrés Cañadas Salguero, que releva en el cargo de hermano mayor a Manuel Castell. Se cierra de este modo un periodo que ha tenido como principal objetivo evitar la extinción de una corporación centenaria que había experimentado un alarmante descenso en su nómina de hermanos y cuya actividad se limitaba a su presencia anual en las procesiones del Corpus Christi y de Minerva.
Una vez recuperado el culto -y con la mente puesta en el próximo regreso a Santiago-, la nueva junta de gobierno se marca como principal reto organizar una procesión sacramental para el próximo año. “He sido diputado mayor de Gobierno y mi gran fracaso ha sido no haber sacado la procesión eucarística, que era lo que se merecía el Santísimo de esta parroquia. El encargo que nos ha dejado Manolo Castell es volver a sacar la procesión del Corpus, aunque aún no sabemos cómo vamos a hacerlo”, explica Cañadas.
En esta tarea se pretende involucrar además al resto de hermandades de la feligresía, con el objetivo de que esa procesión eucarística se convierta en un referente para toda la parroquia.
La Hermandad Sacramental de Santiago cuenta con un rico patrimonio, repartido entre algunas cajas de seguridad y domicilios particulares. Muchas de esas piezas necesitan ser restauradas, pero también de un lugar adecuado en el que conservarlas. La intención de la hermandad es que puedan incorporarse al museo con el que el Obispado pretende dotar a la parroquia de Santiago.
Además de los ornamentos propios de su carácter sacramental, la corporación cuenta en su patrimonio con el Cristo de las Almas y la Virgen de la Paz, dos imágenes que tradicionalmente han recibido culto en la capilla del Sagrario de Santiago. La imagen mariana está siendo restaurada en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), confiándose en que estos trabajos finalicen el próximo mes de octubre. Además, está previsto que el crucificado de las Almas sea igualmente restaurado en los meses de verano.
Al margen de los objetivos de carácter material, la Hermandad Sacramental de Santiago se plantea también el reto de “dar vida” a un templo que lleva diez años cerrado. “Mucha gente de Jerez no ha conocido esta iglesia abierta, así que ahora toca recuperar el culto y el hábito de ir a Santiago. El Sagrario de Santiago debe volver a cobrar vida de la mano de su hermandad, que para eso la tiene”, admite Andrés Cañadas.