Mañana se cumplen dos décadas del secuestro y la desaparición del empresario Publio Cordón. Veinte años en los que la Guardia Civil no ha cejado en su investigación, convencida hoy de que tarde o temprano hallará el cuerpo enterrado en algún punto del Mont Ventoux.
Un monte en el sur de Francia muy conocido porque allí culmina una de las etapas más difíciles del Tour de Francia.
La familia del empresario desaparecido ha manifestado en numerosas ocasiones su confianza en el trabajo realizado hasta la fecha por la Guardia Civil que, desde que comenzara con la investigación, desarticuló totalmente PCE (r)-GRAPO once años después, una banda que desde 1975 cometió más de 1.000 atentados, 89 asesinatos y 200 heridos.
No está siendo fácil la búsqueda de Publio Cordón, centrada en un área muy extensa después de que el exdirigente de la organización Fernando Silva Sande marcara el monte cuando decidió colaborar con la investigación nueve años después de haber sido detenido en Francia por la Guardia Civil en el año 2000.
Silva Sande confesó que él mismo había cavado la fosa en la que fue enterrado el empresario aragonés, después de que Publio Cordón falleciese al precipitarse por una ventana cuando intentaba escapar de su cautiverio en un piso de Lyon, versión más creíble que la inicialmente dada por los terroristas de que el empresario huyó a un país lejano después de haberle liberado tras cobrar el rescate.
Tras comprobar que su voluntad de colaborar era real, el pasado mes de septiembre el histórico terrorista fue sometido a la prueba P-300 o test de la verdad para certificar si lo que recordaba de los hechos era cierto.
Un test que, según fuentes consultadas por Efe, confirmó que el exdirigente de la organización terrorista decía la verdad.
Por eso, la esperanza de la familia creció cuando el pasado enero se halló un cráneo humano en el Mont Ventoux. Pronto, las pruebas descartaron que los restos óseos pertenecieran al empresario, que con probabilidad eran los de un motorista desaparecido en 2010.
Aún así, y con las dificultades que puede suponer agujerear un monte como el Mont Ventoux, la Guardia Civil no tira la toalla. Tiene la convicción de que el cuerpo está allí y de que los medios tecnológicos cada vez más avanzados, los cada vez más potentes detectores, permitirán confirmar su tesis y hallar el cadáver.
Con ello, devolverían a la familia del empresario la confianza que depositó en el Instituto Armado, que tiene a un grupo de agentes especializados inmersos en esa tarea.
Un trabajo que iniciaron desde que el 27 de junio de 1995, Cordón, nacido en 1937 en Villar de Maya (Soria), casado con Pilar Muro, padre de cuatro hijas y fundador de la aseguradora Previasa y del Grupo Hospitalario Quirón, fuera secuestrado por los Grapo mientras practicaba deporte en las inmediaciones de su domicilio, en una zona residencial del barrio zaragozano de Casablanca.
Después de pagar su rescate en agosto, una llamada anónima aseguraba que el empresario había sido liberado en Barcelona, circunstancia que no se produjo.
No hubo noticias creíbles sobre su paradero hasta muchos años después, concretamente en 2009, cuando Silva Sande se ofreció a colaborar con la Justicia.
Entonces, el caso pareció dar un nuevo impulso que tuvo resultados en 2012 con la detención en Sevilla y Cádiz de los tres últimos miembros de la organización: Vicente Sarasa Cecilio, José Antonio Ramón Teijelo y su esposa Manuela Ontanilla Galán.
Junto a ellos también era detenida María Victoria Gómez Méndez, interna en la prisión de Cáceres desde 2000, y a la que los investigadores atribuyen participar en el alquiler de la vivienda en Lyon donde fue retenido Cordón, una casa que la Guardia Civil también localizó tras revisar más de un millar de inmuebles.
A este hallazgo se sumaron en junio y julio de 2013 los de varios zulos y viviendas de la organización -en una de ellas se escondió el dinero del rescate, unos 2,4 millones de euros entonces unos 400 millones de pesetas.
También se conocieron algunos detalles del cautiverio de Cordón, metido en un armario donde hizo muescas de cada día que estaba vivo, una "terrible historia" dijo a Efe María Cordón que no tendrá su final hasta que no recuperen los restos de su padre y la familia pueda darle "una sepultura digna donde rezar y llorar".
