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España

Inglaterra y Francia conmemoran la firma de la paz de 1918

El Príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila acompañaron ayer al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y Carla Bruni, en la ceremonia conmemorativa del 90 aniversario del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial.

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  • Algunas de las personalidades que estuvieron ayer en París para conmemorar el aniversario del armisticio. -
  • El armisticio puso fin a la I Guerra Mundial
  • Rindieron homenaje a los caídos en la Gran Guerra y celebraron la efeméride del armisticio

El Príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila acompañaron ayer al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y Carla Bruni, en la ceremonia conmemorativa del 90 aniversario del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial.
Rompiendo con la tradición, el jefe del Estado francés presidió la ceremonia por primera vez en la fortaleza de Douamont, junto al escenario de la batalla de Verdún, una de las más sangrientas de la contienda (1914-1918).


Ante sus ilustres invitados, –entre los que también se encontraban los Grandes Duques de Luxemburgo, el presidente del Bundesrat (senado) alemán Peter Muller, el de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso, y el del Parlamento Europeo, Hans-Gert Poettering– Sarkozy rindió homenaje a todos los caídos “sin excepción”.


“Francia no olvidará nunca” a los soldados que “lucharon en nuestro suelo” y que defendieron “nuestra libertad”, dijo el presidente en un discurso en el que puso de relieve también que es la primera vez que se conmemora el armisticio sin la presencia de supervivientes de la conocida como la Gran Guerra.


El último combatiente francés, Lazare Ponticelli, falleció el pasado mes de marzo a los 110 años, recordó Sarkozy, tras dejar constancia de que, aunque “los testigos de la tragedia han desaparecido”, su memoria está más viva que nunca.


En el lugar donde reposan los restos de 130.000 soldados de los 300.000 que cayeron en los 300 días y 300 noches que duró la batalla de Verdún, el jefe del Estado francés y presidente de turno de la UE apostó por convertir la ceremonia de conmemoración del armisticio en el himno de reconciliación de Europa.


Lo hizo en el mismo sitio en el que, en 1984, el presidente francés Francois Mitterrand y el canciller alemán Helmut Kohl enlazaron sus manos en un gesto que ha pasado a la historia como el símbolo de la reconciliación entre los antiguos adversarios.


Tras insistir en que se trata de un homenaje a todos los caídos, Sarkozy citó concretamente a los soldados que fueron fusilados por deserción y sublevación, y destacó que ellos también fueron víctimas de una Guerra que “excluía toda indulgencia, toda debilidad”.


Con estas declaraciones, el presidente ha querido calmar la polémica que ha resurgido en Francia en torno a los soldados fusilados en 1917 por haberse amotinado contra lo que consideraban órdenes incoherentes de sus superiores.


Hace diez años, el entonces primer ministro, Lionel Jospin, dijo que esos amotinados debían ser “rehabilitados”, en contra de la opinión del presidente Jacques Chirac, y ahora son varias las organizaciones sociales y políticas que se suman a su propuesta. Este 11 de noviembre, 90 años después, es día de luto para los franceses, y no un día de celebración de “la victoria de un campo contra otro”, subrayó Sarkozy.


El Tratado fue firmado por el mariscal francés, Ferdinand Foch, y el alemán Matthias Erzberger a las 5 de la mañana del 11 de noviembre de 1918 en un vagón de tren en el bosque de Compiegne (Francia).

 

HOMENAJE EN LONDRES

 

Los tres únicos ex combatientes vivos de la I Guerra Mundial encabezaron ayer la ceremonia que tuvo lugar en Londres para recordar el armisticio. Bill Stone, de 108 años; Harry Patch, de 110, y Henry Allingham, de 112, todos en sillas de ruedas, fueron conducidos hasta el cenotafio, donde depositaron sendas coronas de amapolas en recuerdo de los caídos en la Gran Guerra.


A las 11.00 GMT, los tres ex combatientes y el resto de los invitados, en su mayoría militares británicos, guardaron dos minutos de silencio para recordar la undécima hora, del undécimo día, del undécimo mes en que terminó la I Guerra Mundial (1914-18).

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