Filipinas se recupera hoy de los efectos del tifón Melor, que dejó al menos 40 muertos en la región central con vientos de hasta 185 kilómetros por hora e intensas lluvias desde principios de la semana pasada, informaron fuentes oficiales.
Según el último informe del Consejo de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres publicado anoche, 24 personas más resultaron heridas en las numerosas riadas, inundaciones y deslizamientos de tierra causados por el tifón.
Unas 740.000 personas se vieron obligadas a desplazarse, de las que cerca de 300.000 aún no han podido regresar a sus hogares y unas 98.000 están siendo atendidas en 364 centros de evacuación.
Una de las regiones más afectadas es la que forman Mindoro, Marinduque, Romblon y Palawan, donde han fallecido un total de 13 personas.
Según cifras de la Cruz Roja de Australia, Melor, que ya se ha disipado, ha afectado a un total de 1,2 millones de personas de 12 provincias filipinas.
El tifón, bautizado "Nona" por las autoridades locales, ha dejado daños en el sector agrícola y en infraestructuras por valor de 3.000 millones de pesos (58,3 millones de euros o 63,3 millones de dólares).
Además, 5 ciudades y 26 municipios aun no tienen luz puesto que el tendido eléctrico está en proceso de ser reparado, mientras que 31 carreteras y 20 puentes siguen sin ser transitables.
Para acelerar el proceso de recuperación, el presidente filipino, Benigno Aquino, declaró el pasado viernes el Estado de Calamidad a nivel nacional, que facilita el acceso a los recursos necesarios para las operaciones de ayuda humanitaria y controla los precios de los productos básicos.
Mientras, el ciclón tropical que llegó a las costas del sur de Filipinas el pasado viernes y que se disipó ayer ha causado el desplazamiento de unas 15.000 personas, pero las autoridades aun no han informado de víctimas mortales.
Entre 15 y 20 tifones recorren todos los años Filipinas durante la temporada de lluvias, que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.