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Bielorrusia quiere un nuevo acuerdo marco con la Unión Europea

"Debemos lograr que en el futuro las relaciones con la UE se construyan sobre la base de un nuevo acuerdo marco", dijo anoche el ministro de Asuntos Exteriores bielorruso, Vladímir Makey, a la televisión estatal "Belarus 1"

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Bielorrusia quiere desarrollar sus relaciones con la Unión Europea sobre la base de un nuevo acuerdo marco que permita superar las diferencias que mantienen en la actualidad Minsk y los Veintiocho.

"Debemos lograr que en el futuro las relaciones con la UE se construyan sobre la base de un nuevo acuerdo marco", dijo anoche el ministro de Asuntos Exteriores bielorruso, Vladímir Makey, a la televisión estatal "Belarus 1".

Recordó que en la actualidad, las relaciones exteriores entre Minsk y Bruselas se mueven dentro de "acuerdos entre la (extinta) Unión Soviética y la (también extinta) Comunidad Económica Europea".

Makey reiteró que la cooperación debe excluir el instrumento de las sanciones y pidió a los Veintiocho el levantamiento total de las restricciones que aún pesan contra cuatro ciudadanos bielorrusos, implicadas según Bruselas "en desapariciones no resueltas" y que siguen sin poder viajar a la UE y con sus bienes congelados.

A finales del pasado octubre el Consejo de la UE suspendió por un plazo de cuatro meses las sanciones que afectaban a 170 personas "en respuesta a la liberación de todos los presos políticos bielorrusos el 22 de agosto y en el contexto de unas relaciones bilaterales que van mejorando".

Al actual deshielo entre Bielorrusia y la UE contribuyó la decisión del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, de indultar en agosto a seis opositores detenidos tras la violenta represión de las protestas postelectorales de diciembre de 2011, entre ellos el excandidato presidencial Nikolái Statkévich.

Seguidamente, pese a que los observadores internacionales desaprobaron la victoria de Lukashenko en las elecciones presidenciales del 11 de octubre, la UE destacó cambios positivos, como que la oposición no había sido reprimida como antaño.

Lukashenko, en el poder desde 1994 y tachado en Occidente como el último dictador de Europa, nunca ha respaldado ni la anexión rusa de la península de Crimea ni la sublevación prorrusa en el este de Ucrania.

Además de mantener una buena relación con el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, presidió en Minsk tanto en septiembre de 2014 como en febrero pasado las negociaciones de paz entre Kiev y los rebeldes, a las que asistieron también los líderes de Rusia, Alemania y Francia.

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