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El Movimiento Cinturón Verde

WangariMaathai sólo era un colibrí, el del cuento que ella misma contaba

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Pasó el 5 de junio, día del medio ambiente y convoco a una nobel de la paz para celebrarlo. No precisamente por tener este título que perdió todo su sentido allá por 1973, cuando se lo dieron a Henry Kissinger, promotor de guerras y terrorismo, hacedor de dictadores latinoamericanos y portavoz de la muerte. Carrero Blanco se le enfrentó por un “no sobrevuelen con aviones España para la guerra del YomKippur” y dos días después de entrevistarse con él voló literalmente al cielo.

WangariMaathai sólo era un colibrí, el del cuento que ella misma contaba: “se produjo un incendio muy fuerte en un bosque, todos los animales huyeron,  excepto el colibrí, llevando una gota de agua cada vez en su pico, no cejó en su empeño mientras los demás animales más fuertes le advertían de la inutilidad de su esfuerzo”. Mujer, africana de Kenia, nacida en 1940, consiguió una beca para estudiar en EEUU biología y volvió a su país para luchar al mismo tiempo por la democracia, los derechos de las mujeres y la ecología que para ella venían a confluir en la misma cosa. Activista política, se incorpora al Consejo Nacional de Mujeres de Kenia en 1973 y en 1977 crea el Movimiento Cinturón Verde  para combatir la desforestación y la escasez de agua. Además no deja de formarse, acumulando títulos académicos, ocupando puestos relevantes en la universidad. Aun así, no deja de ser sólo una mujer que aparece en las fotos y videos gritando enfadada.Muestra de la sociedad en que vivía fueron las argumentaciones de su marido en su solicitud de divorcio: “es una mujer con una mente muy fuerte y difícil de controlar”. Razones de peso para el juez,  al que Wangari   llamó “inepto y corrupto”, siendo acusada de desacato.

El pequeño colibrí fue convirtiéndose en la mujer árbol, arrodillada en el suelo junto a otras mujeres, sembrando árboles que provenían de “guarderías de semillas” a donde habían ido a parar después de ser buscadas en unos bosques que no dejaban de menguar. Por cada árbol que sobrevivía las mujeres recibían un pequeño pago que para ellas era mucho, Kenia se repoblará con más de cuatrocientos mil árboles. En 1989 su gobierno impele a “la mujer loca” a que “respete las tradiciones africanas y respete a los hombres en silencio” por su oposición a la construcción de un complejo arquitectónico en un parque. Ni la cárcel ni las amenazas de muerte la amedrentarán y los inversores se retiraron. Con el nuevo siglo, los frutos: será ministra de medio ambiente,encabezará la campaña de la ONU “Mil Millones de Árboles”, repoblará su continente con 30 millones de árboles… el nobel y una foto con una gran sonrisa. 

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