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San Fernando

Y el Ayuntamiento recuperará por fin la monumentalidad que le quitaron

Se ha vaciado el edificio al completo, se ha eliminado todo lo añadido y ha aparecido una obra de arte arquitectónica de la que la ciudad estará orgullosa.

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Se trata de rehabilitar un edificio pero no sólo eso. Rehabilitar es ponerlo de nuevo en funcionamiento, permitir sus cometidos originales u otros nuevos. Lo otro, lo que es más que rehabilitar -no arreglar los tabiques y encalarlo como quería hacer alguien- es hacer que ese edificio se mantenga durante muchos años en pie y dando servicios y además adaptarlo a los estándares actuales, constructivos y ocupacionales.

Y ahí es donde está el problema y ahí es donde se está desarrollando un trabajo que no se ve desde la calle, pero que explicado con fotografías -sin fotos tampoco se entendería ni se vería- muestra toda la magnitud de la obra que se está haciendo en el palacio consistorial.

En eso abundó el arquitecto ganador del proyecto de rehabilitación y actualmente director de las obras. En la “magnitud” de una obra que se está haciendo sobre un edificio catalogado Bien de Interés Cultural (BIC) y además un edificio que ha permanecido “vivo” desde que fue construido.

Porque independientemente del proceso de construcción primigenio, uno de los grandes problemas que se han encontrado los arquitectos cuando han entrado con las máquinas ha sido la cantidad de elementos añadidos en las más de las ocasiones “para peor”, arquitectónicamente hablando, aunque sirviera para conseguir un armario empotrado en el que meter papeles.

Demolición laboriosa
Las labores de demolición, pues, han sido mucho más laboriosas de lo esperado y conforme avanzaban los trabajos, más complicado cumplir con el proyecto original porque iban apareciendo patologías que era imposible detectar sin dejar los muros absolutamente al descubierto.

Ello ha llevado al primer modificado del proyecto original, a un aumento de 500.000 euros en los costes y a una ampliación del plazo de ejecución de seis meses.

Y lo más probable es que todo suba, en dinero y en tiempo conforme se avanza. Pero lo mejor es que será tiempo y dinero bien empleado porque lo que se ha descubierto entre los tabiques de ese edificio es una verdadera joya.

Por el principio. El proyecto original varía poco -en lo que a grandes rasgos se refiere- de lo que será el Ayuntamiento una vez terminado. Las recreaciones artísticas que se presentan en el proyecto ganador se mantienen.

Pero decíamos que no sólo hay que rehabilitar el edificio sino adaptarlo a sus funciones siguiendo las normativas actuales. Y eso obliga a dotarlo de una serie de servicios como comunicaciones y climatización que precisan de un espacio para las máquinas.

Hoy en día ya está casi terminado pero toda la parte entre la barandilla y la pared del edificio se ha convertido en un sótano, así como el subsuelo bajo el patio interior de la zona de la Alcaldía donde irán los sistemas de aire acondicionado.

Conducciones
Además de la excavación del estos fosos se ha tendido todo el sistema de conducciones de todo tipo que prácticamente rodean el edificio, lo que ha obligado también a un trabajo extremo en el que -obviamente- ha primado la seguridad de los trabajadores. Sobre todo habida cuenta de las condiciones en que se han encontrado algunas partes del edificio.

Han aparecido, durante el proceso de demolición de elementos que tanto desde la dirección de obras como de Cultura se han considerado ajenos a la construcción original, escaleras que fueron cegadas para habilitar más espacios, así como media docena de pozos que se desconocían y que se intentarán mantener.

Y se han descubierto también distintas actuaciones realizadas a lo largo de estos dos siglos para mantener en pie del edificio, por lo que la situación que dio lugar a su desalojo no fue la primera.

Es curioso ver cómo todo el edificio ha quedado demolido dejando ver el cielo desde el suelo y cómo se ha podido comprobar la situación de los muros, el uso de piedra ostionera en algunos lugares y las necesidades de asegurarlos con materiales más sólidos y duraderos.

El edificio, por explicarlo en términos legos, ha quedado absolutamente al descubierto y protegidos por vigas a todo lo largo y ancho hasta comenzar el proceso de reconstrucción y reforzamiento.

Y lo de reconstruir ha estado a la orden del día, sobre todo en bóvedas en mal estado, algunas que estaban tapadas por techos rasos y todo lo demás que se ha venido haciendo al sólo arbitrio de la utilidad del momento.

Monumentalidad
Visto sobre el proyecto y comparado con las obras físicas, lo que se deduce es que el Ayuntamiento va a mantener todos los elementos que le sirven para ser considerado un monumento y incluso otros que estaban tapados, mientras que va a mejorar sensiblemente algunas estancias cuya monumentalidad se había eliminado.

La Biblioteca Lobo tendrá por fin el espacio que se merece -nada menos que 7,25 metros de altura además de sus sistemas de calefacción y refrigeración- y el salón de plenos, presidencialista el anterior, se abrirá para facilitar una postura cómoda para los capitulares -circular- y para la prensa y para el público.

La parte trasera que da al Mercado de Abastos también ha sido desprovista de todo elemento adicional y adquiera esa monumentalidad original, no tanta como la parte delantera, pero sí muy alejada del almacén ajeno al público en que se había convertido.

Técnicas de vanguardia
Pero lo más llamativo de la exposición que hizo el arquitecto Francisco Márquez fue el aspecto técnico, las técnicas que se están empleando en la reconstrucción del edificio, de bóvedas de gran valor arquitectónico, de elementos estructurales que son los que van a garantizar la solidez de la rehabilitación por mientras más años, mejor. Sobre todo estando como estaba.

Son las técnicas constructivas más modernas y ejecutadas además con un cuidado a veces exagerado -lo que no siempre gusta a la empresa constructora por lo que supone de pérdida de tiempo- pero que además de garantizar ese resultado final garantiza -y lo remachaba Márquez- la seguridad de los trabajadores, a veces faenando varios metros bajo la rasante del edificio.

Por abundar en detalles, el segundo tramo de la escalera imperial que daba acceso a la segunda planta del edificio se construirá nuevo, una vez que se había vencido y tuvieron que cerrarlo.

Descubrimientos

La demolición del edificio ha dado como resultado el descubrimiento de múltiples tirantes a lo largo del todo palacio consistorial, cuando sólo se esperaban dos. Ello da idea de cómo en distintas épocas se ha tenido que intervenir para evitar que las fachadas cedieran o se desplomaran los techos. Buena parte de ellos se van a conservar mientras que se refuerzan todas aquellas partes que lo precisen.

Las zonas que ya están reconstruidas e incluso listas para ser enlosadas han arrojado una información importantísima sobre el edificio, por cuando “es como si lo hubiéramos construido de nuevo”, decía Francisco Márquez desde su óptica de arquitecto. No sólo arrojan dados sobre lo que hay que reparar sino que proyectan un diagnóstico completo y complejo sobre las ‘vivencias’ del organismo del edificio.

¿De qué color será el Ayuntamiento?

Ha ocurrido con muchos edificios rehabilitados y siempre ha sido causa de polémica que vive durante varios años. Los previos, si es el caso, o los posteriores. Ya se vio en la restauración del palacio de la Diputación de Cádiz cuando se habló de cambiar el color con el que lo conocían los gaditanos.

En San Fernando -como en toda rehabilitación de un edificio histórico- también habrá que decidir de qué color era el edificio tal como lo ideó Torcuato Cayón porque de ese color será una vez que esté rehabilitado. Desde luego, se puede asegurar ya que no va a ser del color actual sino mucho más llamativo, más impactante, aunque todo depende de lo que quedara escrito en los proyectos originales o de lo que el picado de los muros muestre a los técnicos.

Ya se baraja -sólo se baraja- que tenga el color del hospital de San José, aunque lo mismo no es tan llamativo. Pero sólo es un apunte para que comience la polémica propia en estos casos.

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