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San Fernando

Así se tiran a la basura (siguen) casi tres millones y medio de euros

Los baluartes de San Pablo y San Pedro han sido tomados por los sin techo que ha destrozado las entradas de las casetas ante la falta de vigilancia.

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Esta vez por lo menos las puertas del Real Carenero están cerradas a cal y canto después de que las estancias sirvieran como cobijo para sin techos y para muchas cosas más. Algo se ha adelantado en la zona más emblemática, pero no se ve en qué condiciones está la parte de dentro. Sí se ve la de fuera y cómo se va desprendiendo el revestimiento de las paredes, las hierbas comienzan a asomar por los huecos para los focos de la iluminación y obviamente, las farolas están vacías de cables porque se los llevaron hace mucho tiempo.

Lo que está en peores condiciones son dos de los baluartes rehabilitados, los más cercanos a Puerto Real de quien depende todo el Sitio Histórico legalmente. Primero intentaron llevarse las losetas de Tarifa del más cercano a la Variante, llamado de San Pablo, que fueron amontonadas para dejarlas donde siguen estando desde hace meses y listas y apiladas para que sólo entre una paquetera y se las lleven.

Ahora han abierto las puertas de las edificaciones de los dos baluartes, el de San Pablo y el de San Pedro, al otro lado de la carrretera antigua, que dan cobijo a sin techo y que a pesar de ser tapiadas de vez en cuando, vuelven a abrirse ante la falta total de vigilancia. Ya ni siquiera existe la valla de alambre que impedía entrar en el Real Carenero y cada uno puede campar por allí como periquillo por su casa. El reducto de San Ignacio, el más cercano al caño de Sancti Petri, se conserva razonablemente bien, aunque con los revestimientos desprendidos en varios tramos.


La restauración del Real Carenero y los baluartes tuvieron un coste de unos tres millones y medio de euros y muy buenas intenciones para convetirlos y en complejo cultural y turístico público-privado que se quedaron en nada. Ahora, poco a poco, se va cayendo y sólo se parchea de vez en cuando después de las denuncias de los medios de comunicación y de los propios ciudadanos.

Ni siquiera son capaces de buscar fórmulas para que lo administre, lo ponga en valor y lo cuide una entidad como la Fundación Legado de las Cortes, que se ha ofrecido en imnumerables ocasiones a mantenerlo a coste cero para las Administraciones. O sea, que ni comen ni dejan comer.

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