En la mañana de ayer el municipio de Atajate, ubicado en el Valle del Genal, acogió la
reunión de la Mesa Comarcal de Coordinación contra la Violencia de Género, un encuentro de
trabajo impulsado por la delegación de Igualdad de la Diputación Provincial de Málaga cuyo
objetivo responde a la necesidad de aunar esfuerzos y optimizar los recursos de todas las
instituciones y organismos implicados en la lucha contra la violencia machista.
El encuentro contó con la presencia de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado, personal judicial especialista en violencia de género, asistentes sociales, psicólogos,
representantes municipales de las localidades del entorno e integrantes de la Universidad Rural
Paulo Freire-CDR Montaña y Desarrollo.
En la reunión, además de la participación activa y las propuestas de los presentes, se ofreció
información sobre el Pacto de Estado sobre Violencia de Género, cuyas primeras medidas
podrían ser aplicadas a partir de diciembre, y sobre la problemática de la violencia machista en
mujeres con discapacidad visual.
Por otro lado, cabe recordar que el próximo 25 de noviembre se conmemorará el Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, en el marco del cual desde
la Diputación Provincial de Málaga se ha redactado la siguiente declaración institucional:
“ Según la ONU la violencia de género es la principal causa de muerte entre las mujeres de
entre 15 y 44 años en todo el mundo. En Europa, los países donde más mujeres reconocen haber
sido maltratadas son Dinamarca, Finlandia, Suecia y Holanda con un 50% como media.
Registran una menor incidencia España, Polonia, Croacia y Chipre, que lo hacen en torno al
20%. Estas cifras no nos han de llevar al engaño: que la cifra sea menor no quiere decir que
haya menos víctimas, en muchas ocasiones lo que significa es que la sociedad es poco
consciente de lo que es violencia de género.
La Violencia de Género es la manifestación extrema de la desigualdad en el ámbito de la
pareja, en las relaciones personales y en la sociedad. Tiene su origen en el patriarcado, en el que
la autoridad la ejerce el hombre, jefe de familia y dueño del patrimonio. Hasta hace muy poco,
de este patrimonio formaban parte los hijos y las hijas, la esposa y los bienes.
Todavía hoy, cuando se producen relaciones jerárquicas en la pareja, es el varón quien
establece las normas de convivencia, quien las ejecuta y el que imparte justicia. Y lo peor es que
muchas veces las instituciones reproducen este carácter patriarcal, concediendo el poder a la
autoridad masculina.
Nos encontramos ante un problema estructural que se produce debido al desequilibrio de
poder y, por eso, la única forma eficaz de prevenir esta violencia consiste en avanzar hacia la
igualdad real entre hombres y mujeres. Es necesario que la igualdad llegue al ámbito laboral y
económico, al espacio de los cuidados, a la conciliación de los tiempos.
Se hace necesario una revisión profunda de las ideas sexistas, así como de los
estereotipos de género que están en la base de las conductas a modificar. No basta con aprobar
leyes que condenen a los culpables, hay que transformar los comportamientos. Hay que educar
promoviendo el respeto y haciendo que las generaciones más jóvenes llenen de igualdad nuestro
futuro. Las instituciones tenemos esa responsabilidad.
Asimismo nos comprometemos a desarrollar y dotar presupuestariamente pactos
sociales, políticos e institucionales de ámbito provincial contra la violencia hacia las mujeres,
promoviendo la adhesión de los municipios de cada territorio. Y abogamos porque en este
marco, cada persona, cada grupo, cada institución, hagamos nuestra parte para acabar con la
violencia de género.