La familia Madueño, en voz del padre, de Luis, está a punto de cerrar las puertas del local que ha venido regentando los últimos años en la plaza Fragela. El próximo lunes será cuando entreguen las llaves a la Fundación Adolfo Carneiro, y aunque son conscientes que lo hacen cumpliendo el contrato, no justifican la actitud que ha mantenido con ellos tanto la fundación como el propio Obispado de Cádiz. Por eso mismo, colocaron este fin de semana un cartel en las puertas del local donde denunciaban, con tono irónico, la actitud que ha mantenido la institución eclesiástica con ellos. Dicho cartel ha sido “objeto de pintadas y destrozos, llegando incluso a quitarlo”, según explicó a este medio Luis Madueño.
El portavoz tan sólo pedía “un poquito de corazón, y han demostrado que no lo tienen”. De ahí que en poco tiempo abandonen el local y que estén vendiendo todos los electrodomésticos y utensilios. “Ya hemos vendido casi todo. Nos quedan pocas cosas. Pero lo peor de todo esto es que van a dejar en la calle a una familia. Confiemos en que nos devuelvan la fianza”, explicó el principal afectado con la situación.
Ante cómo se plantea su futuro, dice haber tenido ofertas para encargarse de distintos negocios, pero “el que nosotros queremos no lo encontramos. No queremos un bar de copas, queremos seguir con nuestros montaditos y que la gente pueda venir a sentarse en una terraza, pero en Cádiz abrir cualquier negocio es muy difícil. Te quitan las ganas con tantas normativas y tantos requisitos”.
