El Gobierno británico ve "altamente probable" que Rusia esté detrás del envenenamiento del doble espía Serguéi Skripal y lo interpretará como un ataque "directo" contra el Reino Unido si confirma sus sospechas, afirmó la primera ministra, Theresa May.
En una dura intervención en el Parlamento, la jefa del Ejecutivo británico aseguró que Moscú debe ofrecer una explicación alternativa "creíble" o dará por hecho que el suceso responde a un "uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido".
Tras reunirse con los máximos responsables de las agencias de seguridad británica, la primera ministra explicó ante la Cámara de los Comunes que Skripal, de 66 años, y su hija, de 33, ambos en estado crítico, fueron expuestos a un agente nervioso de naturaleza militar antes de caer inconscientes el pasado 4 de marzo.
Expertos del Ejército británico han determinado que la sustancia, de la que se han encontrado trazas en al menos un restaurante y un pub de Salisbury (sur de Inglaterra), es del tipo "Novichok", un químico que Rusia ha fabricado en el pasado y que podría tener la capacidad de continuar produciendo, según May.
A partir de esa evidencia, así como del registro histórico de "asesinatos patrocinados por el Estado" de Moscú y "la visión de Rusia sobre algunos desertores como blancos legítimos de asesinatos", el Gobierno británico ha concluido que "es altamente probable" que el Kremlin sea "responsable" del ataque, dijo la primera ministra.
El Ejecutivo británico baraja, con todo, una segunda posibilidad para explicar el envenenamiento: que Rusia perdiera el control de la peligrosa sustancia y cayera en manos inadecuadas.
El embajador ruso en Londres fue llamado esta tarde al Ministerio de Exteriores y le fueron presentadas las dos hipótesis con las que trabaja el Reino Unido, tras lo cual el Gobierno espera recibir una respuesta rápida por parte de Moscú que quiere estudiar "en detalle" el próximo miércoles.
Si la versión del Kremlin no convence a Londres, May planea volver a presentarse ante el Parlamento para establecer un "amplio rango de medidas" como respuesta al envenenamiento.
Apenas una hora antes de la comparecencia de la primera ministra, la embajada rusa en Londres publicó un comunicado en el que alertó al Reino Unido de que está jugando una "partida muy peligrosa" en relación al caso de Skripal.
El antiguo agente de la inteligencia militar rusa fue captado por el MI6 británico en los años noventa y fue condenado en Rusia en 2004 por haber revelado la identidad de decenas de otros espías de Moscú.
Fue liberado en 2010 en un intercambio de agentes con Estados Unidos y se refugió en el Reino Unido, donde, según fuentes citadas por medios británicos esta semana, pudo haber continuado en contacto con los servicios de seguridad locales.
Más de 250 agentes de unidades de la policía antiterrorista de diversas regiones del país y casi 200 militares participan sobre el terreno en la investigación en Salisbury, una localidad de unas 45.000 personas donde se mantienen acordonados varios espacios relacionados con Skripal.
Además de su casa, el restaurante y el pub por donde pasó antes de caer inconsciente, los investigadores han analizado las tumbas de su esposa, Luidmila, que murió de cáncer en 2012, y el memorial de su hijo Alexander, que falleció en San Petesburgo el año pasado de un fallo hepático y cuyas cenizas se trasladaron el Reino Unido.
Este fin de semana, las autoridades recomendaron a más de 500 personas que pasaron por la pizzería y el pub que visitó Skripal el 4 de marzo que laven sus pertenencias para evitar exponerse de forma repetida al agente químico, en caso de que hubieran resultado contaminadas.
La primera ministra insistió hoy en que el riesgo para la salud pública es "bajo", como han reiterado desde el primer día las autoridades sanitarias.
Aun así, consideró que el envenenamiento fue un acto "indiscriminado y temerario contra el Reino Unido" que puso en riesgo la vida de "civiles inocentes", algo que, aseguró, no piensa "tolerar".