Los gobiernos del centro de Europa, dominados por populistas y conservadores nacionalistas reacios a la inmigración, han recibido con satisfacción el acuerdo migratorio de la cumbre de Bruselas esta semana.
El canciller federal austríaco, Sebastian Kurz, cuyo país preside a partir de mañana el Consejo Europeo durante el próximo semestre, calificó el acuerdo como un "positivo cambio de tendencia".
Durante un acto de apertura de la presidencia rotatoria, el jefe de Gobierno austríaco dijo hoy que el objetivo debe ser "reducir tensiones en el seno de la UE", para ser más fuertes después.
El Gobierno austríaco, con Kurz al frente, recibió hoy en una estación de esquí alpina en Schladming (sur del país) al presidente de Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, cuyo país preside la UE hasta hoy.
"Queremos usar la presidencia del Consejo para ser mediadores en la UE, reducir tensiones en el seno de Europa y asegurar así que la Unión Europea sea fuerte", manifestó el canciller austríaco hoy.
Mientras, en una entrevista concedida anoche a la televisión pública ORF, Kurz dijo que "por primer vez hubo la conciencia de que el mero reparto de inmigrantes no es la respuesta, sino que la respuesta debe ser la protección de las fronteras exteriores".
"Por fin ha sucedido este cambio de tendencia, en el que insistimos desde hace eternidades", agregó Kurz, quien lidera una coalición con el partido ultranacionalista y eurocrítico FPÖ.
"Hay algunos (en Europa) que todavía lo ven de forma crítica y espero que no socaven el acuerdo. Este cambio de tendencia fue necesario", concluyó el canciller.
Para poder concretar los resultados de la cumbre, Austria propone organizar durante su presidencia del Consejo Europeo una cumbre entre la UE y África, agregó Kurz, cuya política de mano dura frente a la inmigración cuenta con amplio apoyo en su país.
Según un sondeo que publica el semanario Profil en su edición del lunes próximo, un 72 % de los austríacos apoyan la política de Kurz.
Pese a esta postura crítica, Austria sigue siendo uno de los países que más inmigrantes y solicitantes de asilo alberga en Europa, mientras que Hungría, República Checa y Eslovaquia prácticamente no han acogido ningún refugiado de la oleada de los últimos años.
En Hungría, que mantiene desde hace tres años sellada su frontera con Serbia y Croacia, el primer ministro, Viktor Orbán, se mostró hoy "satisfecho" y habló de una "gran victoria".
"El resultado de la batalla es que Hungría no se convertirá en un país de inmigración", dijo el político conservador nacionalista en un vídeo colgado en su página de la red social Facebook.
Orbán aseguró estar "satisfecho", ya que, según su interpretación, "los países del Grupo de Visegrado (Hungría, Eslovaquia, Polonia y la República Checa) han alcanzado una gran victoria".
"Hungría se conservará como país húngaro", dijo Orbán.
Los países del grupo de Visegrado (V4) habían exigido, junto con Austria, desde hace meses la creación de centros de acogida de refugiados fuera del territorio comunitario.
Por su parte, el primer ministro checo, el magnate populista Andrej Babis, se mostró "bastante satisfecho" con el acuerdo, ya que respeta las aspiraciones del V4.
"Para nosotros es un muy buen resultado que no haya cuotas obligatorias, ya que éstas son inaceptables, porque tenemos la tasa da solicitudes (de asilo) más baja de Europa", explicó Babis.
A la República Checa, con una tasa de desempleo inferior al 3 %, le faltan unos estimados 260.000 trabajadores, aunque el país no está dispuesto a abrir sus puertas ni que le impongan cuotas de solicitud de asilo desde Bruselas.
A cambio, Praga opta por dar prioridad a inmigrantes y solicitantes de asilados procedentes de países europeos, culturalmente más afines, como por ejemplo Ucrania.
Babis apoyó, por otra parte, la exigencia del canciller austríaco, Sebastian Kurz, de darle a la agencia europea de fronteras Frontex más fondos y más competencias.
"Si los traficantes ganaron 5.700 millones euros en 2016, según Europol, tenemos un problema", aseveró el primer ministro checo, haciendo referencia al gran negocio que hacen esos grupos trayendo inmigrantes, pero también refugiados, a Europa.
Mientras, el primer ministro eslovaco, Peter Pellegrini, se felicitó por la cumbre porque "reduce la presión para que se cierren las fronteras nacionales" dentro de los límites de Schengen.
"Si esto funciona, pero no obstante se mantiene un cierto flujo de emigrantes hacia la UE, hemos sugerido que los países que afronten esta presión puedan crear libremente centros de emigrantes", destacó Pellegrini.
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Europa central, satisfecha con los planes sobre migración
Los gobiernos del centro de Europa han recibido con satisfacción el acuerdo migratorio de la cumbre de Bruselas esta semana
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