Un caño de posibilidades que cada vez son menos porque está más colmatado y no sólo en el caño del Zaporito sino desde Sancti Petri a la Casería. Unos parajes excepcionales para practicar deportes acuáticos o terrestres y la escalada del fango que no cesa por falta de cuidados.
Es verdad que el caño del Zaporito siempre lo limpiaron los que lo utilizaban como vía de entrada a la actividad del molino, pero hace muchas décadas que nadie se ocupa del caño en general y eso también está pasando factura al sistema de salinas y por ende, a todo el ecosistema que estas construcciones producen.
El caño se va apagando de forma progresiva, lentamente pero sin pausa y lo que hoy es una oportunidad, en pocos años pasará a ser un problema. Porque el abandono siempre termina en un problema.