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La tribuna de Viva Sevilla

A mi tío Mariano

Carlos Bellver Barrios rinde homenaje a su tío, Mariano Bellver, gran benefactor de Sevilla recientemente desaparecido.

Te fuiste como un gran señor, dedicando tus últimos minutos a agradecer y a perdonar, palabra inmensa que muy pocos la saben utilizar y que nos indica lo mucho de tu generosidad. Poco antes estabas preguntando cómo iba la restauración del último Niño Jesús o cómo estaban las cosas en el colegio por esos días de tu ausencia. Trabajando, ya que hasta hace muy poco tiempo estabas, como siempre, a primera hora, en tu despacho. La próxima semana llegarán los aparatos y equipos que completarán el nuevo gimnasio para uso y beneficio de tus alumnos. Si, de tus queridos alumnos. Con ellos sí que eras un mecenas y disfrutabas de tu otra gran pasión: la enseñanza.

En estos días he estado mucho en silencio contigo. He hablado y hasta me has contestado, quizás porque conocía las respuestas. En esa soledad la vida pasa muy rápido y el “parece que fue ayer” se hace realidad. La bandera de Sevilla la tenías contigo. Sevilla te dio mucho y tú se lo has querido devolver. Sevilla te recordará como un hombre bueno que quiso compartir con ella lo que tenía, sin recibir nada a cambio. Has visto hecho realidad tu sueño y el de mi tía Loli también, que sin su cariño, conocimiento y ayuda no hubiera sido posible. Ella seguirá con vuestro legado para ir cumpliendo con el deseo de que la colección se mantenga viva para disfrute de los sevillanos, amantes del arte y que sirva como centro de referencia para la formación y exposición de jóvenes artistas.

Hace más de cincuenta años que comenzaste a darme clases de matemáticas. Era tu profesión y yo un alumno que estaba preparando la reválida de cuarto. Me ayudaste en esa difícil edad y me enseñaste una metodología de trabajo y constancia para llevarlo a cabo. Tus primeros pasos en la enseñanza o en el arte fueron de mucho valor. Empezaste a formar a niños con pocos recursos, en un barrio humilde, alquilando locales donde lo más importante era la educación que recibían.

Ese modelo único basado en unos valores en los que el respeto, compañerismo e igualdad de oportunidades eran su bandera, hizo que en poco tiempo el colegio San Juan Bosco fuera diferente a lo establecido en la Sevilla de entonces. ¡Cuánto habéis trabajado los dos! ¡Cuántas labores habéis realizado y no solo las propias de la enseñanza! ¡Cuántos sacrificios en beneficio de los alumnos! Por eso te gustará que te diga de que de las muchas personas que quisieron despedirse de ti, fueron tus antiguos alumnos, alumnos y los padres de éstos los que, sin conocerte, quisieron darte las gracias. Ésa es, sin duda, tu mejor medalla: cariño y reconocimiento.

No recuerdo cuál fue la primera obra de arte que compraste que seguro alguien ya lo habrá escrito. Lo que sí sé es la satisfacción que te producía cada una de ellas. Ya estabas buscando la siguiente. Aprendiste mucho y rápido; pintura, escultura, cerámica, mobiliario… Cada vez que te visitaba veía en tus ojos la ilusión por enseñarme lo último y, sobre todo, escuchar los comentarios que hacías de cada una de tus obras. Todas ellas tienen su historia.

Te agradezco el esfuerzo que has venido realizando para recopilar el mayor número de esculturas de tu abuelo Ricardo Bellver, mi bisabuelo. Hoy, tu abuela representada en la puerta de San Miguel de la Catedral de Sevilla, con un cáliz en la mano o tocando el armonio, te estará contando muchas historias en sus cerca de ciento cuarenta años viendo pasar a Sevilla. Ahora estás en la Iglesia de la Hermandad del Museo. Enfrente de tu casa. Recuerdo los muchos lunes Santo rodeados de familia y amigos viendo pasar desde los balcones de tu casa al Cristo de la Expiración por la plaza del Museo. ¡Pararlo aquí! Ordenaba el capataz. Una saeta siempre salía del corazón de tu casa.

Son muchos los recuerdos que me vienen y que llegan rodeados de cariño. Mis hijos y mis sobrinas corriendo por los pasillos de tu casa. ¡Cuánto peligro! En una ocasión mi hijo le rompió un dedo a una de las esculturas. Los restauradores lo arreglaron. Hoy ya tienes sobrinos-bisnietos que ya han empezado a jugar por el patio. Sé que tienes muchos nombramientos y condecoraciones . Para mi hay una en especial y es la Orden de Alfonso X el Sabio que tuve el honor de recoger en tu nombre. En fin, querido tío, a donde has ido te encontrarás a mucha gente buena y seguro que verás a tu sobrino Luis Miguel, al que le darás un fuerte beso de nuestra parte.

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