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“Estamos en un momento de subasta y de regresión constitucional”

Ana Carmona es una pionera: fue la primera catedrática del Departamento de Derecho Constitucional y ahora la primera directora de dicho departamento

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  • Ana Carmona, en la puerta del Rectorado de la Universidad de Sevilla. -

¿Siente que su nombramiento es un antes y después en un Departamento de enorme peso y tradición en España?

–Siento que es una responsabilidad muy grande. La visibilidad de las mujeres en el ámbito académico es un campo en el que hemos avanzado mucho pero en el que necesitamos dar  más pasos.

La materia de su Departamento está de absoluta actualidad. ¿Qué línea académica le gustaría impulsar?


–Me gustaría montar en la Facultad seminarios transversales en los que se traten temas de actualidad y donde participen compañeros de diferentes áreas de conocimiento. Están pasando muchas cosas en España y en el mundo y creo que la Facultad de Derecho tiene muchas cosas que decir. Los alumnos están sedientos de referentes técnicos. Reciben mucha información y quieren saber qué hacer con ella.

¿Qué análisis constitucional y, por tanto, sosegado se puede hacer en un contexto de volatilidad como el que vivimos? ¿Qué efectos tienen las redes sociales en la enseñanza de los alumnos?

–El debate público domina, en estos momentos, los contenidos de nuestra asignatura. El año pasado, impartí Derecho Constitucional I donde se explican los elementos fundacionales del Estado: cómo se elabora una Constitución, cuáles son los elementos que la caracterizan… Esto nos tocó en pleno procés. Veía que los alumnos tiraban de mí para que debatiéramos sobre el tema catalán. Se dice mucho que los jóvenes están desmotivados, pero yo entre mis alumnos no veo eso. Son ellos los que piden tener referentes técnicos para poder opinar después. De hecho, tuvimos un debate sobre el artículo 155 y salió de todo: desde el que decía que los catalanes tenían total derecho a independizarse hasta el que pedía una intervención. Hay mucha pluralidad.

Las clases son entonces como microencuestas diarias del estado de opinión...

–Son la constatación de que los jóvenes se hacen preguntas muy serias, como la de qué base jurídica tiene el derecho de autodeterminación. Yo siempre les digo, no obstante, que para las tertulias de opinión nos vamos a la cafetería. En las clases se dan argumentos técnicos que después pueden someterse a interpretación. Lo importante es que sepan cuál es el sustrato jurídico y que no hay una verdad. El derecho no son matemáticas, como dice Pérez Royo.

¿Y no contribuye el que todo sea interpretable a inquietar más a la sociedad?

–La interpretación tiene límites. En temas constitucionales, se están haciendo interpretaciones que no caben en la Constitución. Los alumnos tienen que saber que existen estos límites.

¿Goza de buena salud la Constitución?

–La están maltratando mucho. El paso del tiempo lo va estropeando todo y, como en las casas, se necesitan arreglos. Soy firme partidaria de una reforma. La Constitución ha prestado un servicio fantástico a la democratización de este país y a la convivencia, pero hay elementos que podrían ser retocados.

¿Puede ser retocada en cualquier momento o se requiere de un ambiente político y social concretos?

–Cuando hay convulsión es cuando se ponen de manifiesto los problemas. Se debe reformar la Constitución, pero no veo ninguna voluntad política.

No hay consenso político, pero ¿y entre los expertos?

–Pues, en general, sí hay conciencia de que hay que reformarla. Porque además, si una Constitución no se reforma, acaba desapareciendo.

¿Existe ese riesgo?

–No de hoy para mañana, pero sí veo el riesgo de una regresión constitucional. Estamos en un momento de subasta constitucional y de regresión porque no hay lealtad institucional. Se están poniendo encima de la mesa cuestiones que rompen el marco constitucional.

¿Cuál es la más grave?

–El independentismo. Es la amenaza más grave que ha tenido este país en 40 años de Constitución. Podemos sentarnos a hablar sobre qué reforma constitucional queremos y que los independentistas planteen sus reivindicaciones en el marco constitucional. Lo que me parece inaceptable es esta situación en la que no se aceptan las reglas del juego y hay una constante erosión del Estado del derecho democrático. Esas declaraciones de Torra en las que dice que la democracia es más importante que la ley… Mire usted, sin ley no hay democracia.

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