La actriz Natalia de Molina emprende un viaje hasta el fin del mundo en busca de su memoria y de su pasado, con el objetivo de recuperar su propia identidad, en "522. Un gato, un chino y mi padre", segundo largometraje dirigido por Paco R. Baños.
De Molina interpreta a George, una chica agorafóbica limitada a vivir en un perímetro de 522 pasos, que se ve envuelta en ese viaje, acompañada del encargado de la tienda china de su barrio, tras la muerte de su amado gato.
Para la actriz, esa agorafobia es en realidad "la somatización de algo que le pasa interiormente, por sus limitaciones mentales y emocionales para relacionarse con el mundo", pero "cuando se deja fluir se ve que es una persona que puede salir de sus cuatro paredes".
"Leí e investigué sobre la agorafobia, pero cuando hablé con Paco (Baños) vi que no era real, sino una cuestión interna de un personaje que tiene una mochila cada vez más llena de cosas del pasado y limitaciones que le impiden dar pasos más allá", ha afirmado en rueda de prensa De Molina.
Paco R. Baños, que ha presentado este martes esta coproducción hispano-portuguesa en la sección oficial a concurso del vigésimo segundo Festival de Cine en Español de Málaga, considera que la protagonista es alguien "que ha dado la espalda al pasado y tiene que recuperarlo".
"Esa actitud ha hecho que su mundo se haya ido haciendo más pequeñito", ha añadido Baños, que cree que la del padre "es una presencia continua sin ser física", y se va descubriendo "que ese viaje es un intento de reconciliación por parte del padre".
El viaje termina en Portugal porque el director sevillano tiene un "hilo personal" con ese país, donde nació su padre, y le apetecía "contar algo" de allí, pero aclara que la historia "no es autobiográfica".
"Me da igual que las películas sean de un género u otro, lo que me atrae y me llama la atención es la emoción, y soy más de películas que de directores o de géneros", ha precisado Baños.
Quien acompaña en ese viaje a la protagonista es el actor Alberto Jo Lee, que encarna a un japonés que se hace pasar por chino por amor.
"Mi objetivo es normalizar la situación del inmigrante, pero de momento soy feliz haciendo de vietnamita, de esquimal, de chino catalán, de chino valenciano o de japonés que se hace pasar por chino", ha bromeado el actor.