Yo también creo en la vida eterna de los carnavales. Por eso me dirijo a ti como si no te hubieras ido, como si pudieras leerme o escucharme como tantas veces yo te leí y te escuché. Te escuché en tus canciones, te leí en tus versos y te observé y te admiré en silencio en tantas y tantas horas de autobús, en tantos kilómetros de carretera, que es donde se fraguan las amistades sinceras de esta bendita fiesta. Yo con el tipo a cuesta de la Botica, el Cielo de Cádiz o Los Musiquitas. Tú con la pluma ácida, desgarradora e irónica de Kadi City, las Ruinas Romanas o Yesterday. Yo sólo era el punta jurado de una comparsa de chavales que empezaba hacerse un hueco en las finales, a ti te asomaba la fama de 'enfant terrible' del Carnaval, de ese niño que más tarde se convertiría en leyenda para que le llorase una ciudad entera.
Yo también creo en la vida eterna de los carnavales. Por eso me dirijo a ti como si no te hubieras ido, como si pudieras leermeTe has ido demasiado pronto, capitán. Y nos ha dejado huérfano de esas ansias de reivindicar calle y libertad. Una libertad que te dedicaste a gritar en cada acorde de guitarra. Créeme que lo has conseguido. Hoy tu tierra, tu ciudad, es una ciudad más libre de la que encontraste. Es más libre porque más libre son sus conciencias. Y es más libre porque como dijo el poema de Celaya: “La poesía es un arma cargada de futuro. Poesía necesaria, como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto”.
Y esa fue tu poesía. La que cargada de futuro entendió y defendió el andalucismo como nadie. La que cruzó un océano y acercó orillas, la que sonó en los rincones donde nunca antes se había escuchado nuestro carnaval. Una poesía en la que me identificaba política e intelectualmente. Una poesía de profesor de la Pública, de profesor como yo.
Haces tanta falta, capitán. Eres tan necesario. Ahora que suenan los viejos fantasmas que quieren despojarnos de una parte de nosotros. Ahora que se necesitan de nuevo -si es que alguna vez no hicieron falta- las plumas más calientes y valientes para dar otra batalla de corazón, palabra y conciencia. Para que Cádiz resista. Y así será, que no te quepa duda. Resistirá. Te echaré de menos, amigo.